Recomendación: Currentzis, la orquesta y su oficiante
La orquesta y su oficiante
Ya lo hemos escuchado algunas veces en Madrid. Y ya sabemos cómo se las gasta. También, que críticos importantes de nuestro país han dicho de todo sobre él; bueno, malo y regular. Muy admirado por Gerard Mortier, gracias a él debutó en su día en el Teatro Real, una vez más con resultados para todos los gustos. ¿Qué opino yo?
Esta sección atiende al título ´Recomendación´. No me habría sentado al ordenador de no haber sido par eso: sí, yo les recomiendo este concierto, aun incurriendo en contradicción: a priori, ni el repertorio ni el director me emocionan especialmente. No estoy entre aquellos a los que le parece que la cuarta sinfonía de Mahler es una pequeña joya, un pequeño mosaico tapizado de preciosos sonidos, etc. Al contrario, para mí es una música que, tras décadas de escucha aplicada y buscando denodadamente todos los puntos de vista sobre ella, en este momento me parece larga y aburrida. En Mahler, en general, suelen reiterarse intenciones de decir las cosas con sencillez, cuando, a la postre, se acaban utilizando muchos más medios de los necesarios para decirlas. Decir cosas: ¿qué cosas? Y ahí surge un nuevo inconveniente: la retórica se amontona (eso sí, en envoltorio sonoro de lujo) sin que a uno se le dé opción de entender qué sucede.
En ese sentido, no sé tampoco con qué Currentzis nos podemos topar en esta ocasión; puede ser hasta uno que me guste, porque decida limpiar la obra de serrín e ir a un discurso lineal y sin aditamentos: eso está en su ADN, pero solo lo saca en ocasiones, no siempre, pues a veces incurre en lo contrario, bajo una iconoclastia que puede llegar a ser muy cargante. Y si es dirigiendo música de Mahler, que a ello se presta muy bien, con mayor motivo. Dicho lo cual, añadiré que, a pesar de todo, recomiendo este concierto, porque. Currentzis es un señor con muchísimo talento, con una extraordinaria facilidad para adentrarse en el corazón de las músicas que se trabaja, pues lo hace con compromiso personal; lo hace como un auténtico y personal intérprete, obteniendo en ocasiones resultados creativos espectaculares. Pero es, al mismo tiempo, un músico al que le encanta lo novedoso, lo distinto, lo nuevo, lo diferente, cosa que está muy bien, pero quizá no tanto cuando se hace de eso un objetivo sin más consideraciones.
Tiene este señor muy claro que el clasicismo en música está muerto. Que un director hoy tiene que ser algo que tenga poco que ver con la tradición, con sus mayores. De manera que para un consumidor que se sienta a gusto bajo el paraguas de directores que converjan en ese clasicismo, ´tragar´ a Currentzis se puede convertir en una auténtica pesadilla digestiva. Para mentes más abiertas a lo desconocido, sin prejuicios y dispuestas a observar puntos de vista muy diferentes a los suyos, este señor bien se puede convertir en una auténtica bocanada de aire puro. En cualquier caso, frente a una posible catástrofe (o luminoso descubrimiento) en la interpretación de la sinfonía, siempre nos quedarán las canciones del Cuerno maravilloso, una música, esa sí, donde solo hay lo que hay, y nada más. Los cantantes escogidos, además, son de una indiscutible solvencia. Y bueno, puede tener su morbo el conocer qué prestaciones da Musicaeterna, la orquesta de la que es titular Currentzis desde el Teatro Estatal de Ópera y Ballet de Perm. Santuario desde el que oficia nuestro protagonista desde hace 14 años. Con su orquesta y su coro. Pedro González Mira
MAHLER: 11 Lieder de Des Knaben Wunderhorn. Sinfonía núm.4. Ann a Lucia Richter, soprano; Florian Boesch, barítono. Musicaeterna Orchestra. Dir.: Teodor Currentzis. Auditorio Nacional de Música, Sala sinfónica. Miércoles, 28, 19.30. Entre 45 y 194 €.
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