La Real casa
Me llaman de la redacción del periódico para darme la noticia de la sustitución de Emilio Sagi por Antonio Moral. Lo siento por el amigo que se va -espero sea principio de algo mejor- y me alegro por el que llega que, sorprendentemente, tan sólo anoche me comentaba muy enfadado las “infundadas y falsas” noticias publicadas por La Razón el pasado día 6 en las que se vaticinaba su nombramiento.
Culmina así la imparable y merecida trayectoria de un amigo querido. La de un ATS, hoy conocido cariñosamente como “Mr. Music”, que empezó a escribir críticas en diarios progresistas en 1984 y que fundó la prestigiosa revista musical “Scherzo” con un grupo de amigos. Durante casi 20 años, hasta que surgieron algunas disensiones, fue su cabeza visible, simultaneando esta actividad con la de asesor musical de la Fundación Caja de Madrid. Desde una y otra, o con una y otra, promovió el estupendo ciclo de piano de Scherzo, el ciclo de lied del Teatro de la Zarzuela sugerido en su día por mí mismo, tantos y tantos otros proyectos de la Fundación como las grabaciones discográficas de zarzuelas, los Festivales Mozart de Madrid y La Coruña, etc. Es, desde todo punto de vista, persona de gran valía que ha dado sobradas pruebas de su buen hacer. Ahora habrá de tener dedicación exclusiva. Su paso por el Real dejará huella si los políticos le dan el tiempo del que no ha dispuesto su antecesor. Otra cosa es que resulte opinable que habría sido preferible un nombre menos casero, de prestigio internacional que hubiera bastado por sí mismo para dar auténtico relieve a cargo y teatro.
Pero no sólo basta valer, también hay que tener “padrinos” y Moral ha contado con ellos: con Miguel Muñiz, gerente y esposo de Rosa Torres-Pardo, a quien ofreció la oportunidad de tocar “Iberia” en el citado ciclo de piano; Alfredo Tejero, antes gerente de la Fundación Caja de Madrid y ahora director administrativo del teatro; Gregorio Marañón, hombre fuerte del teatro en la sombra; en fin, López Cobos y Jordi Casas, con quienes tanto ha trabajado. Moral sabe moverse. Otro punto a su favor.
Emilio Sagi recibió la noticia en Bilbao a través de una llamada de Muñiz. ¿Era imprescindible hacerlo así? ¿Es acaso razonable? El cese de un responsable artístico a mitad de temporada, y cuando no quedan dos años para que finalice su contrato, suena a mala gestión. Nada de eso. Sagi ha realizado una labor espléndida en el Real. Puede sentirse orgulloso de ella. Es cierto, ha estado poco en él, tal y cómo le permitía su contrato, pero los éxitos no se miden por horas de presencia sino por resultados.
La decisión ha sido “comunicada” a los miembros de la Comisión Ejecutiva del Real. No se si este procedimiento es el correcto o debiera haber sido discutida en su Patronato con la segunda Administración que lo financia. ¡Qué todo sea para bien del Teatro Real! Gonzalo ALONSO
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