La última entrevista de Joan Sutherland
El diario ruso Bel Canto recupera la última entrevista concedida por la soprano australiana, un texto que no pudo ser aprobado por la artista y fue recuperado en noviembre de 2010 como homenaje a la cantante a los 40 días de su fallecimiento
Si tiene que escoger dos hitos de su carrera, Joan Sutherland destaca los siguientes: la recuperación de la ópera ‘Esclarmonde’ de Massenet, “cuya música es de una belleza impresionante”, y su descubrimiento de Pavarotti. “Creo que su voz luminosa y su talento se habrían abierto camino de cualquier manera, pero yo le ayudé en sus inicios a que se hiciese un nombres”, confesiesa, “Todos los amantes de la ópera esperan un tenor de verdad y Luciano lo era, era único, nadie podrá reemplazarlo”. Entre sus experiencias compartidas, Sutherland destacó la producción de La fille du régiment del Met en 1972: “El éxito fue apabullante. Después de todo, esta ópera no se representó durante años precisamente por la dificultad del papel del tenor”.
Igualmente irreemplazable consideró a Maria Callas: “Sobre el escenario era más que una cantante. La expectación era tal cuando se anunciaba su presencia que creo que nadie podría evaluar objetivamente el fenómeno de Maria Callas. Todos estaban embrujados por el despliegue publicitario, y una vez en la sala, durante su actuación, uno escuchaba embelesado, incluso sin entender exactamente el qué. Había algo definitivamente mágico en ella, algo que iba más allá de lo que se podía ver y escuchar, algo mucho más profundo”.
Su momento de apartarse de los escenarios llegó de manera natural: “Tomé la decisión tan pronto como me di cuenta de que ya no cantaba tan bien como antes, que mi técnica ya no era tan redonda. No hubo nunca una crisis, una actuación fallida y el público, quizás, no se dio cuenta. Pero yo misma noté que algo empezaba a no sentirse bien y decidí parar. Creo que es algo que no todo el mundo puede hacer. Depende del propio cantante decidir cuándo es suficiente”.
Aunque “la tentación es muy grande”, prosigue, “uno debe considerar sus actitudes estéticas y adecuarse a las condiciones de la voz. Siempre soñé con cantar Wagner y el repertorio dramático en general, pero sabía que no era lo apropiado para mi voz”.
Especialmente recordadas serán sus interpretaciones de Meyerbeer, de quien esperó una revalorización de su música, así como las heroínas de Donizetti, “a las que podría haber dedicado otra carrera profesional completa. Todos estos papeles era una delicia para mí”.
Durante los últimos años, Sutherland dejó de asistir a los teatros y criticó las producciones más modernas: “Mucho de lo que pasa hoy en la ópera me asusta. No quiero decir que todo lo que conocí yo fuese perfecto, pero en las producciones que actué todos tratábamos de preservar el espíritu de la obra, su esencia y belleza”.
Dios mío, ¡que tesoro la entrrvista con la Sutherland…!