La vida breve en La Zarzuela
Teatro de la Zarzuela de Madrid. 5 Octubre 2012.
Inaugura el Teatro de la Zarzuela una nueva temporada, que es la primera bajo de la dirección de Paolo Pinamonti. Para esta inauguración el director italiano ha decidido ofrecer un programa doble dedicado a Manuel de Falla con la producción que Herbert Wernicke estrenó en La Monnaie de Bruselas en el año 1995 y bajo el título de ¡Ay, Amor! Nada tiene de extraño que Pinamonti se haya decantado por esta producción de Wernicke, ya que de todos es conocida la admiración que siente por sus trabajos, así como los de Graham Vick.
¿Ha sido una buena idea? La verdad es que tengo muchas dudas, especialmente en lo que se refiere a la primera de las obras que forman este programa doble. El Amor Brujo es un buen complemento para una ópera, siendo una Gitanería, en palabras del propio Falla. Lo que Wernicke ofrece aquí no es sino una serie de topicazos españoles, que pueden tener sentido en una visión extranjera, pero resultan aburridos y hasta cursis desde una perspectiva nacional. La cantaora y la bailaora forman parte esencial de la obra, pero todo el resto de la producción son puros tópicos. El torero, el entierro del torero, los nazarenos en la Semana Santa etc. etc…
El espectáculo mejora en La Vida Breve, aunque el trabajo de Wernicke queda lejos del que Giancarlo del Monaco ofreció hace un par de años en Valencia. Como siempre, Herbert Wernicke es autor también de la escenografía y el vestuario. La primera es única para las dos obras y consiste en un escenario desnudo en forma de plataforma redonda e inclinada, es decir minimalismo a ultranza. En esta visión el coro y la fragua han de estar fuera de escena, obviamente. Apenas unas sillas son los únicos elementos presentes en la boda de Carmela y Paco. El vestuario responde a los años 40/50 y no tiene mucho de particular. Buena la iluminación de Hermann Münzer.
La dirección escénica la ha llevado adelante en Madrid Wendelin Lang y no resulta especialmente brillante, ni en la pura dirección de actores ni en la de conjuntos. Lo mejor resulta la coreografía de Natalia Ferrándiz, aunque no sea excepcional. El añadido de la conocida Nana al final de la ópera, que la cantaora interpreta sobre el cadáver de Salud, puede resultar atractivo, pero para mí fue un anti-climax innecesario. En suma, una producción con más interés histórico que artístico.
No ha sido frecuente contar con destacados maestros al frente de la dirección musical en el Teatro de la Zarzuela y por eso la presencia de Juanjo Mena en el podio era una auténtica novedad, que había levantado grandes expectativas. Juanjo Mena es hoy uno de nuestros directores más internacionales, siendo el titular de la Orquesta Filarmónica de la BBC en Londres, además de ser invitado a dirigir prestigiosas orquestas en el mundo. Ofreció la orquestación original en El Amor Brujo, con 14 músicos, lo que le hace perder brillantez a la obra. En La Vida Breve la lectura de Juanjo Mena ha estado al nivel que podía esperarse de él, en un versión llena de vida y energía, sin duda lo mejor de la representación, sacando un gran partido a la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Correcto el Coro del Teatro de la Zarzuela.
La mezzo soprano Lola Casariego fue Salud y su actuación no tuvo mayor relieve ni escénica ni vocalmente. Hay mejores alternativas sin salir del país.
El resto de personajes son todos secundarios, incluso Paco, interpretado aquí por el tenor peruano Andrés Veramendi, que mostró una voz de cierta anchura y de timbre atractivo, aunque empañada por un excesivo vibrato. Sus habilidades escénicas no son especiales.
Milagros Martín fue la Abuela y resultó convincente en escena y correcta vocalmente, aunque debieron haber hecho algo más para hacerla creíble, ya que casi parecía la hermana mayor de Salud. Enrique Baquerizo (Vaquerizo en el programa) fue el Tío Sarvaor y fue un intérprete destacado en todo momento. Muy adecuado Gustavo Peña como la Voz de la Fragua, que tiene más que cantar que Paco. Correctos tanto Josep- Miquel Ramón en la parte de Manuel, como Ruth Iniesta en la de Carmela. Siempre he visto esta ópera con una cantaora en la fiesta de la boda, pero en esta ocasión fue un buen cantaor, José Ángel Carmona.
Finalmente, la cantaora Esperanza Fernández, la verdadera intérprete del Amor Brujo, cantó con sentimiento la Nana que cerraba el espectáculo.
El Teatro de la Zarzuela ofrecía una entrada de alrededor de un 75 % de su aforo, lo que no deja de ser sorprendente, ya que en las representaciones de zarzuela las entradas se suelen agotar. No sé si ha debido a la crisis o a que Falla no forma parte de las preferencias del espectador tradicional de este teatro. El público se mostró cortés, dedicando unos tímidos bravos únicamente a Juanjo Mena y a Milagros Martín, que es parte integral de este teatro. Hubo algún abucheo aislado – bastante injustificado – para Andrés Veramendi. La ópera tuvo una duración de 1 hora y 7 minutos, a lo que hay que añadir los 3 minutos de la Nana. Los aplausos finales no pasaron de 4 minutos. El precio de la localidad más cara era de 44 euros, habiendo también localidades en el piso más alto a 11 y 9 euros. José M. Irurzun
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