Lang2, sorprendente y controvertido
Grandes Intérpretes
Lang2, sorprendente y controvertido
Obras de Schumann, Mozart, Chopin, Rachmaninov y Liszt. Lang Lang, piano. Auditorio Nacional. Madrid, 9 de febrero.
Pocas veces se han escuchado a la salida del Auditorio opiniones tan diversas sobre un espectáculo que las vertidas sobre Lang al cuadrado. Hay en ello una cierta lógica inicial, puesto que siempre es más difícil juzgar a un instrumentista que a una orquesta. Hay que saber más de música. Pero hasta entre los más entendidos había diferencias abismales de opinión. Y es que Lan Lang sorprende.
Lo que uno espera de un joven chino de 22 años es que nos abrume con un virtuosismo espectacular en un programa que de poca oportunidad a las auténticas honduras musicales. Casi justo lo contrario es lo que sucedió con Lang Lang. Seleccionó, eso sí, un programa dedicado a él mismo, sin otra ligazón artística que darle pie a exhibir las virtudes del solista. Dentro de él, sorprendentemente, los mejores momentos se alcanzaron en los pasajes más íntimos: el “andante cantabile” de la “Sonata en do mayor, K330” de Mozart y el “Andante spianato en sol mayor”. Los tocó con lirismo y concentración, sin artificio. Cantaban sus melodías casi operísticas. Abrió con las “Variaciones Abegg Op.1” de Schumann y pasó sin pena ni gloria por las “Escenas de niños” del mismo compositor, aunque en modo relativo resultasen admirables para un joven de 22 años y chino. Volvió a lucirse en un par de preludios de Rachmaninov y, aún más, en el “Soneto 104 del Tetrarca” de Liszt. Sin embargo no alcanzó ni de lejos el mismo nivel en las piezas que aparentemente más le debían ir: la “Gran Polonesa Op.22” de Chopin y la “Rapsodia húngara n.2” de Liszt. Faltó en ellas no ya espectacularidad, sino incluso brillantez. El problema: su gama dinámica no es lo amplia que requiere este repertorio y aún ha de trabajar mucho en la sonoridad de los “fortes”. Esto y otros detalles aquí y allá de índole de comprensión musical que se denotaban en las “Escenas de niños” mostraban un artista con posibilidades pero aún inmaduro.
Hoy cada día nos lanzan las casas discográficas a jóvenes que enseguida los hacen famosos y califican de estrellas. Es una pena porque algunos, como Lang Lang, podrían llegar a serlo si no se lo hiciesen creer antes de tiempo. Gonzalo ALONSO
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