Le Pré aux clercs: Un enredo ligero y divertido
LE PRÉ AUX CLERCS (F. HEROLD)
O’Reilly Theatre de Wexford. 29 Octubre 2015.
Con esta Ópera-Comique del francés Ferdinand Herold culmina el programa del Festival de Ópera de Wexford. Llamaba la atención la programación de este título, ya que se trata, efectivamente, de una rareza, pero que había sido ya representada en la Salle Favart de París durante la primavera pasada.
No deja de ser curioso el caso de Ferdinand Herold. Se trata, sin duda, del compositor francés más popular de la primera mitad del siglo XIX y esta ópera, junto con Zampa, forman parte del muy selecto grupo de ópera más representadas en París. Parece que se llegó a representar en nada menos que 1.600 ocasiones, aunque todas ellas tuvieron lugar antes de la Primera Guerra Mundial. Posteriormente, el género, como ocurre con la zarzuela en España,, perdió la popularidad anterior y las reposiciones del título han sido muy escasas.
Ferdinand Herold fue un músico muy notable, que tuvo la gran habilidad de ofrecer al público francés entretenimiento con una música ligera y pegadiza. Algo parecido a lo que ocurrió años más tarde con Jacques Offenbach. Le Pré aux Clercs es la última ópera que compuso Herold, ya que murió apenas diez días después de su estreno. Estamos ante una comedia de enredo en música, en un género que recuerda mucho a la opereta, con el añadido de los largos diálogos, que en este momento yo entiendo que son un lastre, como ocurre también con la zarzuela. Estamos en 1832 y el cetro operístico lo detentan Rossini y Bellini y esta obra recuerda mucho a la del compositor de Pésaro, especialmente una obertura, que podría haberla compuesto el mismo Rossini. La música es ligera, desenfadada y del gusto de un espectador sin más pretensiones que pasar un buen rato, lo que indudablemente se consigue.
Como digo más arriba, la Ópera-Comique de París decidió desempolvar esta obra, con una nueva producción de Eric Ruf, que es una coproducción con el Festival de Wexford, a donde llega ahora. El trabajo escénico del francés es muy clásico y tradicional, hecho con buen gusto y fiel a la época en que se desarrolla la trama, es decir en el siglo XVI tras la famosa matanza de San Bartolomé. La escenografía es del propio Eric Ruf y presenta en escena unos árboles, cuyos movimientos permiten rápidos cambios de escena. El vestuario se debe a Renato Bianchi y resulta atractivo, preponderando los tonos claros. La iluminación de Ian Sommerville es adecuada, contando con una buena coreografía por parte de Gyslein Lefever. La dirección escénica la ha llevado adelante aquí Laurent Delvert y funciona bien, con toques divertidos y un muy buen moviendo de masas. En resumen, es una producción adecuada al estilo ligero de la obra.
En la dirección musical estaba el francés Jean-Luc Tingaud, que tuvo una buena actuación, dando ligereza y agilidad a la obra. No creo que se pueda esperar mucho más de una dirección de una ópera como ésta. La prestación de la Orquesta del Festival de Wexford fue buena, destacando el solo de violín durante la obertura. Nuevamente, hay que destacar la actuación del Coro del Festival de Wexford, cuyos miembros actúan y cantan estupendamente.
El reparto vocal repetía en buena parte el del estreno de la producción en París, aunque hubo algunos cambios que en mi opinión no fueron para mejor.
Marguerite de Valois, la Reina Margot, fue interpretada por la mezzo-soprano francesa Marie Lenormand, que mostró pleno dominio del personaje, especialmente en los diálogos. Vocalmente, lo hizo bien, aunque no ofrece nada de particular en este aspecto.
Su dama de compañía, Isabelle de Montal, era la soprano canadiense Marie-Éve Munger, a la que Herold dedica el número mas brillante de la ópera. Me refiero a su aria en el segundo acto. La canadiense ofrece una voz atractiva, bien manejada y canta con gusto, con el inconveniente de que las notas altas se estrechan excesivamente, resultando algo metálicas, si bien no tiene problemas para ascender a la estratosfera.
Nico Darmanin, Eve-Marie Munger y Marie Lenormand
Su enamorado, el embajador de Navarra en Francia, el Barón de Mergy, era Nico Darmanin, mientras que en el estreno en París el personaje fue interpretado por Michael Spyres. Se trata de un tenorino de escaso interés, poco expresivo y demasiado envarado en escena. Salimos perdiendo con el cambio.
La otra pareja de enamorados estaba formada por Nicette, la ahijada de la Reina Marguerite, y el hostelero Girot. La primera fue interpretada por la soprano Magali Simard-Galdès, una soubrette de voz muy reducida. En París Nicette fue la soprano Jael Azzaretti y también la eché en falta. Su prometido era Tomislav Lavoie, que cumplió sin mayor relieve.
La pareja cómica estaba formada por el tenor de carácter Eric Huchet como Cantarelli y Dominique Côté como Conde de Comminges. El primero es un intérprete muy divertido, de los que llenan la escena cuando está presente. Su partenaire lo hizo de manera adecuada.
Nuevamente, teatro abarrotado y público muy satisfecho con el resultado de la representación, con aplausos muy cálidos a todos los artistas.
La representación comenzó con 4 minutos de retraso y tuvo una duración total de 2 horas y 53 minutos, incluyendo dos intermedios. La duración musical fue de 1 hora y 54 minutos. Hubo demasiados descansos, especialmente teniendo en cuenta que la producción no los exigía. Cuatro minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara costaba 145 euros, siendo el precio de la más barata de 25 euros. José M. Irurzun
Fotos: Clive Barda
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