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Por Publicado el: 15/01/2016Categorías: Recomendación

Lecciones de ópera

flauta

Lecciones de ópera

Mañana y pasado ocurrirán dos grandes cosas en Madrid. Le ocurrirán dos grandes cosas a la ópera en Madrid. Y serán también dos grandes cosas para los aficionados a la ópera en Madrid: se podrá escuchar El holandés errante y La flauta mágica. En el caso de la ópera de Mozart, también ver, será una representación en toda regla frente a la versión de concierto de la de  Wagner.

 Es todo un ejercicio operístico. Porque la de Mozart es producto de una crisis terminal, mientras que la de Wagner lo es de otra muy distinta, la que sufre su autor después de tener que olvidarse de que aquello para lo que estaba destinado no era la dramaturgia sino la música: Holandés es algo como eso, el triunfo del músico frente al poeta, después de tres experiencias fallidas (Las Hadas, La prohibición de amar y Rienzi) por querer ser más lo segundo  que lo primero. Por ello para algunos musicólogos –particularmente los menos doctrinarios- Holandés es la mejor de las tres óperas que Wagner entendió que podían ser calificadas como óperas románticas y no como dramas. Las otras dos, claro, son Lohengrin y Tannhäuser, ambas maravillosas sin paliativos, pero ninguna de las dos tan ´modernas´ como la primera de la triada. ¿Por qué modernas con comillas? Pues porque a pesar de que en su música y en su discurso dramático lo italiano busca con ahínco la verdad alemana para hallar la gran síntesis que Wagner buscaba cada vez que acusaba a la ópera alemana de inoperante, la traza operística del resultado final supone un salto histórico para el género, no ya por haber hallado esa síntesis de forma increíble, sino porque por primera vez Wagner hace hablar a la música por encima del significado de los textos.  Y ello aunque el mundo de las ideas, el mundo del poeta, maneje conceptos que quedan muy atrás de la modernidad de la propia música de la obra. El holandés errante es una ópera negra, que parece inspirada no en la belleza de los horizontes marinos sino en la negrura de sus profundos y acongojantes fondos, lugares donde no reina el color y el brillo sino la oscuridad.  Ese es su principal y grandioso atractivo, que en la versión que se podrá escuchar esta semana a la ONE presenta en el orden interpretativo, sobre todo, dos atractivos: la presencia de Bryn Terfel como protagonista principal, un papel que el cantante galés tiene muy rodado, y la dirección de David Afkham, del que todos esperamos una buena respuesta ante un reto de tan gran altura.

 La flauta mágica es lo contrario, y a la vez lo mismo. Lo contrario, porque musicalmente supone la consolidación de un estilo, de una manera extraordinariamente experimentada de escribir para la voz; y de una forma de entender los mensajes musicales que se hallan tan por encima del bien y del mal, que hacen uso de la alegoría como forma última de expresión del relato dramático. Es como un cuento infantil, pero como sucede con los grandes cuentos infantiles, los valores de los que se nos habla son eternos. La moral, la defensa del humanismo como valor basado en la libertad y el amor encuentra en este libreto milagroso el perfecto cauce para que el sublime Mozart sea más sublime que nunca. Este sábado se estrena en el Teatro Real  una producción de la Ópera Cómica de Berlín, que se anuncia como un homenaje a Buster Keaton. Esta al menos sorprendente –por insólita- propuesta nos hace pensar que el director australiano Barrie Kosky va a recalar en los patrones sencillos del cine mudo. El montaje carece de verdaderos decorados, pues los cantantes interactúan con una película de animación. Las partes habladas se proyectan como a modo de titulación, sobre fondo de otra música de Mozart, concretamente la Fantasía en Do menor. En fin, toda una batería de invenciones que, como es de sobra sabido, puede hacer funcionar escénicamente una ópera o, sencillamente, quedarse en simples ocurrencias, como ya hemos podido comprobar en casos similares muchas veces. La dirección musical correrá  a cargo de Ivor Bolton, artista de la Casa. Creo que es un director algo sobrevalorado, que va a gozar aquí de una buenísima oportunidad para demostrar que me equivoco. Pedro González Mira

 

MOZART: La flauta mágica. Christof Fischesser/Rafal Siwek, Joel Prieto/Norman Reinhardt, Ana Durlovski/Kathryn Lewek, Sophie Bevan/Sylvia Schwartz, Joan Martin-Royo/Gabriel Bermúdez, Ruth Rosique. Coro y Orquesta del Teatro Real/Ivor Bolton. Sábado 16, lunes 19, martes 20, jueves 22, 20.00; domingo 17,18.00. Resto de funciones: días 23, 24, 25, 26, 28, 29   y 30. Entre 11 y 382 €. (día 16); entre 11 y 214 €. (resto).

WAGNER: El holandés errante. Bryn Terfel, Ausrine Stundyte, Peter Rose, Torsten Kerl, Pilar Vázquez, Dmitry Ivanchey. Coro y Orquesta Nacionales de España/David Afkham. Viernes 15 y sábado 16, 19.30; domingo, 11.30. Entre 11 y 37 €.

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