Liceu: Carlos Álvarez salva un mediocre Don Giovanni
Liceu: Kwiecien es un gran Don Giovanni
Don Diovanni (W. A. Mozart). Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 26 Junio 2017.
Vuelve Don Giovanni al Liceu tras haberse ofrecido en la ya famosa y provocativa producción de Calixto Bieito, que se pudo ver en las dos ocasiones anteriores. La primera de ellas en diciembre de 2002 y la última en julio de 2008. Para este retorno de la obra maestra de Mozart se han programado dos repartos vocales, encabezados por dos afamados protagonistas, y con una nueva producción, aunque ya conocida por muchos aficionados.
Estos comentarios corresponden al primero de los repartos programados, que ha tenido una buena acogida por el público, en una producción poco convincente, una buena dirección musical y un reparto adecuado, en el que ha destacado con luz propia el protagonista que da título a la ópera.
La producción escénica se debe a Kasper Holten, el todavía director del Covent Garden de Londres y es una coproducción del teatro londinense, junto con el Liceu y las Óperas de Tel Aviv y Houston. El estreno de la producción tuvo lugar en Febrero de 2014 en el Covent Garden y pudo verse en transmisión cinematográfica, habiéndose repuesto posteriormente en Junio de 2015. Llega ahora al Liceu a los 3 años y medio de su estreno y no tengo noticias de que todavía se haya visto en Tel Aviv o Houston.
Tuve ocasión de ver la producción tanto en cine como en vivo en el teatro y la verdad es que no me convenció y sigue ahora sin hacerlo. La escenografía de Es Devlin consiste en un bloque giratorio, en el que se sitúan dos niveles de apartamentos, unidos por escaleras interiores, que dan a distintas puertas, resultando todo ello bastante confuso.
Al propio tiempo los decorados sirven de pantalla para proyecciones de videos más o menos alusivas al asunto. El vestuario de Anja Vang Kragh resulta atractivo en los personajes de Donna Anna y Donna Elvira, respondiendo a la época victoriana, mientras que el del resto de personajes tiene menos interés. Resulta francamente buena la iluminación de Bruno Poet.
Kasper Holten ofrece una visión de los distintos personajes un tanto ambivalente, en el que nadie es ni bueno ni malo, sino todo a la vez. Los personajes que resultan mejor tratados son los de las dos damas mencionadas más arriba, mientras que quedan muy desdibujados Zerlina, Masetto y Don Ottavio. La visión de Kasper Holten es que Don Giovanni no fuerza en la primera escena a la hija del Comendador, sino que tiene una cita con ella, resolviendo de manera interesante el posterior encuentro del protagonista con Don Ottavio y Donna Anna. Muy poco convincentes resultan las escenas del Comendador, que nunca entra en contacto con Don Giovanni, salvo en la escena primera, resultando particularmente deficiente la escena del supuesto cementerio y más todavía la de la cena en la casa de Don Giovanni. Discutible la versión musical, especialmente la ofrecida en el Liceu. Si en el Covent Garden la ópera se terminaba con la caída de Don Giovanni a los infiernos, aquí se añade la moraleja final sin el sexteto. Lo más sorprendente es que la citada moraleja se canta en el foso y resulta un petacho.
La dirección musical estuvo encomendada al director titular de la casa, Josep Pons. Hace unos meses nos ofreció una Nozze di Figaro un tanto plana, corta de vida y alegría, y tenía curiosidad por ver qué ocurría ahora con Don Givanni, que no es una ópera bufa, como es bien sabido, sino un drama giocoso. La verdad es que la dirección de Josep Pons me ha resultado mucho más convincente que la más arriba mencionada.
No diré que fue una lectura excepcional, pero sí que ha sido una de las más convincentes direcciones de ópera que recuerdo de Josep Pons. Todo estuvo bien controlado, aunque en algunos momentos no fue el más deseable el equilibrio entre secciones de la orquesta, y hemos podido disfrutar de una buena versión musical. La Orquesta del Liceu ha vuelto a demostrar su clara mejoría respecto a la de hace unos pocos años. Correcto el Coro del Liceu en su breve intervención.
Don Giovanni fue interpretado por el barítono polaco Mariusz Kwiecien, que es sin duda uno de los grandes intérpretes del Burlador de Sevilla a lo largo de los últimos 15 años, si es que no se trata del mejor de todos ellos en términos absolutos. Como es habitual en él, dio todo un curso de clase e intención en todas sus intervenciones, con unos recitativos auténticamente ejemplares y un desenvolvimiento escénico impecable. Estuvo brillante en las siempre esperadas arias Fin ch’han dal vino y en la serenata. Para ser un Don Giovanni histórico no le falta sino un pelín más de volumen vocal.
Una vez más fue Leporello el bajo menorquín Simón Orfila, que ofreció una buena actuación escénica y vocal, aunque la voz no tenga excesiva calidad. Se vio perjudicado por la producción en toda la escena de la cena en casa de Don Giovanni, donde no había mucho entendimiento entre lo que se veía y lo que se escuchaba.
Donna Anna era la soprano italiana Carmela Remigio y su actuación se puede considerar como positiva. No es la soprano dramática de agilidad que requiere el personaje, ya que ella es una soprano lírico-ligera, que tampoco está muy sobrada de volumen vocal. Cantó siempre con gusto y musicalidad, resolviendo bien las agilidades del aria Non mi dir.
La soprano sueca Miah Persson fue una más que notable Donna Elvira en escena, cantando siempre con intención y buen gusto. Menos convincente me parece su adecuación vocal al personaje, ya que la voz de Miah Persson está más cerca de Zerlina que de Donna Elvira, quedando corta por abajo en ocasiones.
Intachable la actuación del tenor ruso Dmitry Korchak en Don Ottavio. Su interpretación de las arias Dalla sua pace e Il mio tesoro fueron de auténtico manual. Seguramente, estamos ante el mejor Don Ottavio de la actualidad.
La soprano rusa Julia Lezhneva era Zerlina y su presencia me resultaba particularmente interesante, ya que fue también Zerlina en el Covent Garden en la reposición de esta producción hace 2 años. Entonces su actuación me resultó totalmente decepcionante y me preguntaba si no se habría debido a alguna indisposición, aunque no hubiera ningún aviso. Pues así debió de ser, ya que su Zerlina aquí ha sido muy superior a la de Londres, cantando siempre con gusto y con una voz muy atractiva.
El bajo americano Eric Halfvarson repitió una vez más su Comendador y volvió a mostrar su poderosa voz, aunque ahora hay un excesivo y molesto vibrato.
Finalmente, Valeriano Lanchas lo hizo bien en la parte de Masetto.
El Liceu ofrecía una ocupación de alrededor del 95 % de su aforo. El público pareció disfrutar con la representación. A escena abierta las mayores ovaciones fueron para Don Ottavio tras sus dos arias. En los saludos finales las mayores ovaciones fueron para Mariusz Kwiecien, habiendo sonoros bravos también para Julia Lezhneva, Dmitry Korchak y Simon Orfila.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 3 horas y 19 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 46 minutos. Seis minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 245 euros, habiendo butacas de platea desde 131 euros. La localidad más barata con visibilidad costaba 47 euros. José M. Irurzun
Fotos: A. Bofill
Carlos Álvarez salva un mediocre Don Giovanni
Don Giovanni (W. A. Mozart). Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 27 Junio 2017.
Estos comentarios corresponden al segundo de los repartos programados por el teatro. Lo de segundo se refiere al orden cronológico, como explicaré.
No son pocos los teatros de ópera que ofrecen un doble reparto, cuando programan títulos pertenecientes a lo que se da en llamar el gran repertorio. Así lo hace en más de una ocasión el Liceu de Barcelona y así lo ha hecho también en este Don Giovanni. Hay teatros que ofrecen un segundo reparto, que hay que considerar como simplemente alternativo al primero, puesto que los precios que se aplican son los mismos, mientras que otros – entre ellos el Liceu – aplican precios distintos en ambos repartos, siendo más barato el segundo.
Lo sorprendente en esta ocasión es que el Liceu ha aplicado precios más altos al segundo de los repartos y debo decir que es la primera vez que esto me ocurre. Sin duda el teatro ha debido de considerar que la presencia de Carlos Álvarez tenía tirón suficiente como para justificar esta extraña política de precios. Me temo que no ha sido un acierto.
Siempre he dicho que es el teatro el que coloca la barra de la exigencia al fijar los precios de las representaciones. En esta ocasión hay que decir que el resultado artístico no ha estado a la altura debida. No puedo decir que ha sido un resultado decepcionante, porque eso traería consigo un alto nivel de expectativas, lo que no podía ser así en un reparto en el que sobre el papel abundaba la mediocridad, exceptuando al protagonista de la ópera. Lo cierto es que sin excepción los 6 principales intérpretes de la ópera han estado en todos los casos por debajo de los del día anterior.
Nada tengo que añadir a lo escrito ayer sobre la poco convincente producción de Kasper Holten.
Sobre la dirección de Josep Pons diré que me ha resultado bastante más plana que la del día anterior, como si también él se hubiera contagiado de la mediocridad de la compañía de canto.
El nuevo protagonista era el malagueño Carlos Álvarez, que fue el único triunfador de la representación. En dos días seguidos es muy difícil abstraerse de hacer comparaciones, que me parecen inevitables. Siendo el suyo un Don Giovanni de calidad indudable, eché en falta la frescura de Mariusz Kwiecien el día anterior y el gran sentido que da el barítono polaco a los recitativos. Donde Carlos Álvarez supera a Kwiecien es en importancia y calidad vocal, como ocurre con cualquier otro barítono con el que se le compare, no en balde estamos hablando posiblemente de la voz de barítono más importante de la actualidad.
El prácticamente desconocido Anatoli Sivko fue un Leporello de muy escaso interés. Es más barítono que bajo, con un instrumento de escasa calidad y con acentos nasales. No hubo prácticamente contraste vocal con Don Giovanni, siendo de hecho la voz de éste más oscura que la suya.
Vanessa Goikoetxea fue una Donna Anna bastante modesta. Es una soprano lírico- ligera, cuyo timbre pierde calidad en la parte superior, resultando en cierto modo estridente. Las agilidades del “Non mi dir” fueron aproximaciones y las notas más altas demasiado apretadas.
La soprano griega Myrto Papatanasiu fue una Donna Elvira adecuada, aunque tirante y estridente por arriba, Su composición del personaje quedó por detrás de la de Miah Persson el día anterior.
El tenor británico Toby Spence lo hizo bien en Don Ottavio, con un canto elegante y adecuado, aunque la voz es un tanto reducida. Como ocurriera el año pasado en San Sebastián cantó mejor “Dalla sua pace” que “Il mio tesoro”.
La sevillana Rocío Ignacio hacia su debut en el Liceu, aunque lleva bastantes años cantando. Su Zerlina ofreció desenvoltura escénica y monotonía vocal, no consiguiendo brillar en sus dos arias.
El nuevo Comendador era el italiano Mariano Buccino, que tampoco ofreció mucho interés, limitándose a vociferar más que a cantar, como si tuviera miedo de que no se le oyera.
Finalmente, Toni Marsol cumplió en la parte de Masetto.
El Liceu ofrecía una ocupación de alrededor del 85 %, por debajo de la del día anterior. El público se mostró más bien frío durante la representación, a pesar de algunos bravos que se oían tras cada aria y que parecían provenir de la mima persona. En los saludos finales, el triunfador indiscutible fue Carlos Álvarez.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 3 horas y 21 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 48 minutos. Seis minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 270 euros, habiendo butacas de platea desde 145 euros. La entrada más barata con visibilidad costaba 51 euros. José M. Irurzun
Fotos. A. Bofill
Gracias por los comentarios. Yo he tenido que dejar de ver la ópera en TVE a la carta de lo monótona y estridente a veces que me estaba pareciendo. Saludos