Liceu: Crítica dos repartos en Don Pasquale
DON PASQUALE (G. DONIZETTI) -PRIMER REPARTO
Reparto desequilibrado en Don Pasquale
Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 16 Junio 2015.
Don Pasquale es una de las óperas más populares de Gaetano Donizetti y, sin embargo, no se ofrecía en el Liceu desde el año 1986, cuando fue su protagonista el gran Giuseppe Taddei. Han pasado, por tanto, casi 30 años para que esta obra maestra del compositor de Bérgamo suba nuevamente al escenarioel coliseo barcelonés y lo hace ahora don dos repartos distintos y un total de 10 representaciones.
Se ha ofrecido una nueva producción escénica, obra del francés Laurent Pelly, que es una colaboración de Liceu con las Óperas de San Francisco y Santa Fe, habiendo sido estrenada en esta última ciudad durante el verano pasado. El trabajo de Laurent Pelly es menos brillante que el que nos ha ofrecido en otras ocasiones. Bastará con recordar su estupenda producción de La Fille du Regiment o la de Cendrillon, que pudieron verse en este mismo teatro. La acción se traslada, como ha ocurrido en numerosas ocasiones, a la Italia de los años 50, rememorando las películas italianas de aquella época, pero la verdad es que hemos visto transposiciones más logradas que la que ahora nos ocupa. La escenografía de Chantal Thomas ofrece un escenario giratorio, donde todo se desarrolla en las habitaciones de Don Pasquale y de Norina, salvo la escena del jardín, que no es sino simplemente el exterior de la casa de Don Pasquale. El vestuario de Carla Teti resulta adecuado, algo más brillante en el caso de Norina en la segunda parte del la ópera. La iluminación de Duane Schuler no va más allá de la eficacia.
La dirección escénica de Laurent Pelly queda por debajo de otros trabajos suyos, particularmente en lo que al movimiento del coro se refiere. La dirección de actores funciona razonablemente bien, en función de la calidad de los mismos, que resulta un tanto irregular. Me quedo con otros trabajos de Pelly y, por supuesto, con otras producciones de Don Pasquale, incluyendo la low cost de Tomás Muñoz, también traída a la Italia de los años 50.
Hacía su debut en el Liceu el joven (31) director venezolano Diego Mattheuz, que es actualmente el principal director musical del Teatro de La Fenice de Venecia. La impresión es muy positiva. Su lectura estuvo llena de brío y energía, con tiempos vivos, muy adecuados a la ligereza de la trama. Sacó un buen partido de la Orquesta Sinfónica del Liceu, mientras que el Coro del Liceu me sigue dando la impresión de que se queda por debajo de su nivel de hace apenas un par de temporadas.
Se han confeccionado dos repartos distintos, que no pueden sino ser considerados como alternativos, habida cuenta de que los precios de las localidades son los mismos para los dos. Estas notas se refieren al primer reparto en orden cronológico, cuy resultado global es bastante desequilibrado vocalmente.
Don Pasquale fue interpretado por el bajo italiano Lorenzo Regazzo, que ha sido durante años un conocido intérprete rossiniano. Como actor resulta adecuado, pero su voz tiene escasa importancia, de volumen reducido, corriendo de manera insuficiente por un espacio tan grande como el Liceu. Hubo momentos en que resultaba difícil escucharle.
Norina fue interpretada por la soprano moldava Valentina Nafornita, que debutaba en el teatro, sustituyendo a la inicialmente anunciada, Ailyn Pérez. Esta joven (27) soprano forma parte de la Staatsoper de Viena durante los tres últimos años y reúne muchos de los atributos necesarios hoy para hacer una carrera importante. Su figura de modelo de pasarela y su gran desenvoltura escénica son cualidades que hoy no pueden pasar desapercibidas por parte de ningún teatro de ópera. A eso se le puede añadir una voz atractiva de soprano ligera, que además está bien manejada y emitida, aunque da la impresión de no estar muy sobrada en las nota altas, que siempre resultan más corta que lo deseable. Es una intérprete ideal de las llamadas Inas (Norina, Adina, Zerlina, Marzellina e incluso Pamina).
Mariusz Kwiecien y Valentina Nafornita
El tenor argentino Juan Francisco Gatell me resultó un Ernesto más bien modesto. Su voz no es particularmente bella y un tanto impersonal y se le escapan vivas las magníficas arias que Donizetti pone en su partitura. No se encuentra cómodo en las notas altas, como lo demuestra el hecho de que las evita cuando puede. Lo mejor de su actuación fue el dueto con Norina de la escena del jardín.
El mejor de reparto fue el barítono polaco Mariusz Kwiecien en una ejemplar actuación como Malatesta. Su actuación escénica y vocal fue irreprochable, con una dicción como hacía mucho tiempo que no escuchaba en un teatro. También él hacía su debut – más bien tardío – en el Liceu, lo que no deja de llamar la atención en un artista de su categoría. Esperemos que vuelva pronto.
Cumplió bien Marc Pujol como Notario.
El Liceu ofrecía una entrada de alrededor del 85 % de su aforo. El público se mostró bastante tibio durante la representación y al final de la misma. Los únicos bravos fueron dedicados a Mariusz Kwicien y a Valentina Nafornita.
La representación comenzó con nada menos que 10 minutos de retraso, cosa totalmente extraña en este teatro. La razón del retraso se debió a la huelga de acomodadores, que se concentraron en los aledaños del teatro, causando un ruido ensordecedor, como si la causa de sus problemas tuviera que ver con los espectadores que pacientemente accedían al teatro por la única puerta disponible a tal fin. La representación tuvo una duración total de 2 horas y 33 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 1 hora y 59 minutos. Cuatro minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 187 euros, costando 131 euros la butaca de platea. La localidad más barata con visibilidad plena era de 27 euros. José M. Irurzun
Fotos. A. Bofill.
DON PASQUALE (G. DONIZETTI) – SEGUNDO REPARTO
Pretty Yende, una realidad con un futuro muy brillante
Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 17 Junio 2015.
Estas notas corresponden al segundo de los repartos programados, cuyo resultado ha sido más equilibrado que el primero, con algunas individualidades dignas de destacar.
Nada tengo que añadir a lo escrito el día anterior sobre la producción escénica de Laurent Pelly.
Tampoco hay que añadir nada a la dirección de Diego Mattheuz, salvo decir que su lectura ha sido 4 minutos más rápida que en el primer reparto.
Roberto de Candia y Pretty Yende
El nuevo Don Pasquale era el barítono italiano Roberto de Candia, quien no se prodiga mucho en el personaje y que, sin embargo, se encuentra como pez en el agua en el mismo. Su interpretación ha sido en línea tradicional bufa, con algunos excesos evidentes en escena, pero siempre adecuada a la visión tradicional del personaje. Vocalmente, la voz no es extraordinaria, pero está bien emitida y corre sin problemas por la sala. De hecho, su actuación fue claramente mejor que la de Lorenzo Regazzo en el primer reparto.
Debutaba en el Liceu la joven (30) soprano sudafricana Pretty Yende, quien ha ofrecida una estupenda Norina. Esta cantante está desarrollando una carrera importante en los últimos 4 años, tras haber ganado concursos de canto tan prestigiosos como el Belvedere de Viena (2009) y Operalia (2011). Se trata de una soprano algo más que puramente ligera, más bien una lírico ligera, con un timbre muy atractivo, una depurada línea de canto y gran musicalidad. A todo ello hay que unir una figura agraciada y una gran desenvoltura escénica. Se le ve cómoda en agilidades y no tiene problemas en los sobreagudos. Si Valentina Nafornita fue una estupenda Norina en el primer reparto, Pretty Yende no le fue a la zaga de ninguna manera en el segundo. De hecho, la voz es más importante y es mejor cantante que la moldava, siendo ambas notables actrices. En su repertorio la sudafricana es una de las mejores alternativas hoy en día.
Pretty Yende y Gabriel Bermúdez
Ernesto fue interpretado por Antonino Siragusa con las virtudes y defectos de siempre. La voz corre bien y tiene gran facilidad por arriba, pero el timbre tiene muy poco atractivo, siendo mejor intérprete que su colega del primer reparto, Juan Francisco Gatell.
Gabriel Bermúdez fue un buen Malatesta, muy desenvuelto en escena y con el inconveniente habitual en él, consistente en que la voz no corre bien por la sala.
El Liceu volvía a repetir una ocupación del orden del 85 % de su aforo. El público se mostró algo más cálido durante la representación que el día anterior. En los saludos finales los mayores aplausos fueron para Pretty Yende y Roberto de Candia.
La representación comenzó con 7 minutos de retraso, volviendo a tener que soportar los espectadores el concierto de silbatos, sirenas y gritos de los acomodadores en huelga. La duración total fue de 2 horas y 28 minutos, incluyendo un intermedio, en el que – como el día anterior – no se podía salir del teatro. Duración musical de 1 hora y 55 minutos. Cuatro minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 187 euros, costando 131 euros la butaca de platea. La localidad más barata con visibilidad plena era de 27 euros. José M. Irurzun
Fotos. A. Bofill.
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