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Fue brillante la ceremonia de apertura de Londres, una muestra de lo que ha sido no ya la capital, sino el Reino Unido a lo largo de la historia. Echamos de menos a Plácido Domingo, que esta vez no encontró la forma de hacerse presente, pero sí lo logró Daniel Barenboim, quien parece ser omnipresente estas últimas semanas. Cargada del más puro humor inglés la incursión de 007 en Buckingham.

En TV1 emitieron después un interesantísimo reportaje sobre los prolegómenos de la organización de los juegos de Barcelona. Interesante por las imágines y lo que contaron los artistas que participaron, emocionante al recordar a Victoria de los Angeles cantando el apagado de la llama olímpica. Lamentables las ocurrencias de algunos políticos entrevistados, que aprovecharon para soltar la sarta de sandeces habituales de algunos de ellos. Mucho mejor Maragall que Pujol. Equilibrado González.

¡Cómo se echan hoy en falta políticos como los que hubo en aquella época! Tanto que hoy a ninguno de nosotros nos sorprendería que para los del 2020, si llegamos a ellos, a alguien se le ocurriese imitar a lo “british” y contratase a Torrente para acudir al Pardo a recoger a Juan Carlos, montarse ambos luego en el Fortuna y navegar por el Manzanares hasta llegar al estadio. Este es el nivel al que, unos y otros, parecen aspirar hoy día.