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jurado-2Un jurado musical típico
RITMO 900: Piratería discográfica (artículo íntegro)
Por Publicado el: 06/11/2016Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Los jurados musicales (Primera parte)

Los jurados musicales (Primera parte)

Hay dos jurados que todos tenemos en la cabeza, aunque sólo sea por un par de frases: “An the winner is…” o “These are the votes of the spanish jury”. Los Oscars y Eurovisión. También los Premios Nobel o los Príncipes de Asturias, sobre todo cuando sus fallos son realmente “fallos”. En la música también nos movemos con muchos jurados, puesto que son numerosos los concursos de todo tipo. Y estos jurados padecen bastantes enfermedades crónicas.

Empiezo hoy una serie de dos artículos en los que pretendo describir, entre seriedad y desenfado, lo que realmente sucede en ellos en la mayoría de las ocasiones.

Una de las más extendidas y perjudiciales es su composición por intérpretes o profesores del instrumento que se juzga. Suele conducir a intentar colocar a los propios alumnos. Los intercambios son muy prácticos en estos casos: tu convence aquí a los demás de la bondad de mi alumno y yo haré lo propio con uno tuyo cuando nos volvamos a encontrar pasado mañana en otro concurso. Esto lo hacemos muy bien italianos y españoles.

juradoEl ser profesionales del mismo instrumento ocasiona a veces serios problemas. Suele valorarse lo que son las propias virtudes. Así un “tecnicazo” tendrá más en cuenta los “dedos” que la expresión. Además a muchos no les agradará encontrarse a un joven que les de “sopas con onda” y lo castigarán. Ha pasado con muchos de los hoy pianistas de primera línea. Célebre fue el caso de la eliminación de Ivo Pogorelich en el Chopin de 1980 y el escándalo que desencadenó la protesta de Martha Argerich, miembro de aquel jurado.

Pero, en fin, todas estas limitaciones se podrían tratar más o menos de controlar y hay concursos que lo intentan. Sin embargo hoy día ha surgido un factor adicional y de extraordinaria importancia. Corren tiempos en los que los concursos precisan prestigiarse lanzando solistas con clara proyección futura. Un concurso que en veinte años sea incapaz de contar con tres o cuatro nombres famosos entre sus ganadores tiene un serio problema. Y la mayoría de los veteranos miembros de los jurados carecen de la necesaria “visión comercial” para valorar, además de capacidades virtuosísticas y expresivas, las comunicativas o comerciales. De ahí que las organizaciones hayan de esmerarse por añadir perfiles distintos a aquellos que tradicionalmente han compuesto los jurados. Y la cuestión es de máxima importancia en el caso de su presidente. Él es quien ha de tener muy bien amueblada la cabeza para comprender los nuevos tiempos y ser capaz de transmitírselo a los demás. Los organizadores de concursos musicales han de ponerse al día en todas estas cuestiones. Gonzalo Alonso

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