Lucero Tena: “Una vez que estoy en el escenario, respiro”
Lucero Tena: “Una vez que estoy en el escenario, respiro”
La artista ofrece un recital en el Teatro de la Zarzuela junto a Xavier de Maistre: las castañuelas y el arpa al servicio de algunos de los grandes compositores españoles
Que nadie se llame a engaño. Lucero Tena nació en México en 1938. Vivió allí muchos años. Después emprendió rumbo a España. Hizo de nuevo las maletas hacia su tierra. Cruzó mares y cielos y decidió hacerse española: “Por los cuatros costados lo soy. Amo a España profundamente”, cuenta a través del teléfono. Tiene una voz cantarina, muy dulce, jovencísima. Tanto que cualquiera diría que ha cumplido 83 años. “Lo suyo es pura vitalidad”, le comento. Y ella, como excusándose por ese don da gracias a Dios. Y confiesa que se encuentra ahora, y ahora es en este momento, mejor que nunca. Con fuerza y energía. Así se lo contaba días atrás a Daniel Bianco, director del Teatro de la Zarzuela, a donde vuelve con la ilusión de una principiante, ella, que ya lo ha principiado todo o casi todo en el arte.
Mañana ofrecerá un concierto en el coliseo con Xavier de Maistre. Castañuelas y arpa. Una combinación que puede chocar pero que casa mejor que el pan con aceitunas: “Ambos instrumentos son de percusión. Desde hace cinco años estamos dando conciertos. Solamente nos ha frenado la pandemia. Él y yo tenemos la misma representante. Un día me escuchó y se interesó por mí. Me dice que puedo ser su hermana mayor. Yo creo que, por edad, soy más su madre”, explica de un tirón. De Maistre se hizo la pregunta del millón: ¿Por qué no unir ambos instrumentos? Uno grande y “mi pequeño instrumento”, como denomina a las castañuelas a lo largo de nuestra charla. Grabaron un disco. Alemania, Suiza, Japón, China, Italia… Han recorrido país a país sin descanso. ¿En qué idioma hablan? “Yo soy bilingüe en inglés y nos entendemos perfectamente”, dice María de la Luz, que así se llama la artista. El programa que ofrecerán reúne únicamente música de compositores españoles como el Padre Soler, Pérez de Albéniz, Fracisco Tárrega, Isaac Albéniz, Granados, Falla o Guridi. “No puedo pedir más. Nos compenetramos a la perfección. Estamos muy bien acoplados. reunirnos ha sido un descubrimiento. Y funciona muy bien”, añade.
El flamenco de Carmen Amaya
¿Quién es Lucero Tena? Una mujer inmensa. Generosa en cada una de sus frases. Y a la que definen ser solista de castañuelas, bailarina y artista de flamenco. “Esas son mis tres vertientes”. ¿Flamenco y castañuelas son uno? Primera lección: “El verdadero flamenco no lleva castañuelas”, subraya con dulzura. Lo mamó de Carmen Amaya, que son palabras mayores. “Ella introdujo en los palos serios el instrumento”, explica. El “ensayo” de tocar con el arpa ya se hizo hace unos años en la sala pequeña del Auditorio Nacional, “cuando estaba al frente Antonio Moral. Ese fue el principio”, cuenta.
A Lucero Tena se le ha ido su compañero de vida hace muy poco. A él le prometió continuar mientras el cuerpo y esas manos prodigiosas le dieran de sí. Habla con tanta pasión de “el amor de mi vida” que produce una envidia sanísima y una ternura inmensa. Qué fortuna tenerse. “Soy muy creyente. Dios me ha iluminado para seguir mi carrera sin él. Es mi ángel”, deja escapar. Dios y la Virgen de Guadalupe, en cuyo monasterio se casó. Y es también devota de la Guadalupana de México. A la Virgen le dejó como recuerdo unas castañuelas muy especiales. Imposible mejor presente.
Cada día ensaya unas dos o tres horas. Ya está vacunada y ha tomado vitaminas para recuperarse del golpazo de perder a su compañero de viaje. El duelo va por dentro, aunque la vida sigue. Debe tener más de cincuenta castañuelas y ha visitado 67 países, que lleva la cuenta con esa cabeza prodigiosa que gasta. Prefiere las de madera más dura. Si seguimos con los números cuenta que “he hecho 125 Vida Breve con Frühbeck de Burgos, aunque he tocado también con Ros Marbá, García Asensio, García Navarro, por ejemplo. Y con las grandes orquestas”. ¿Hay nervios antes de calzarse las castañuelas y salir a escena? “Yo no diría que me pongo nerviosa. Siempre voy con responsabilidad y pensando en cuál va a ser la reacción del público. Ahora, una vez que salgo al escenario, respiro”, señala. Por de pronto no hay billetes, que no es mala señal. Fue la segunda española, que está nacionalizada, después de Antonio Soler, en pisar suelo ruso. Y el público no lo olvida. De hecho lo define con un adjetivo que lo dice todo: “Es extraordinario. Me siento absolutamente querida, mucho. Y seguiré allí arriba hasta que pueda”, confiesa.
Una foto única
No tiene ordenador (“Yo no soy de esta tecnología”), ni correo electrónico. Ni falta que le hacen, pero en Youtube es millonaria en visitas, 13 millones de suscriptores gracias a un vídeo del Intermedio de “La boda de Luis Alonso”, dirigido por el maestro García Asensio en 2007 y colgado por la asociación de músicos solidarios Voces por la paz, iniciativa de Juan Carlos Arnanz. No dejen de verlo porque pone el vello de punta. Las generaciones más jóvenes la han podido así conocer y también como bailarina profesional. En su casa está rodeada de recuerdos, pero destaca uno. Se trata de una fotografía que tiene siempre cerca. Una imagen que tomó Gyenes en blanco y negro. Con cuatro protagonistas: Rostropovich, Andrés Segovia, Nicanor Zabaleta y ella. Aquella niña chiquita de tres años que en México bailaba “El Danubio azul” y que ha conocido desde a Kissinger o al actual monarca jordano a Grace Kelly y Raniero. El mundo, en sus manos. Gema Pajares
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