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Por Publicado el: 24/01/2010Categorías: Crítica

“Lucia di Lammermoor” en Valencia

“Lucia di Lammermoor” en Valencia
Habemus tenor
“Lucia di Lammermoor” de Donizetti. V.Stoyanov, N.Machaidze, F.Mrli, A.Antonio Poli, D.Randes, E.Cossutta, N.Lunar. Coro de la Generalitat Valenciana y Orquesta de la Comunitat Valenciana. G.Vick, dirección de escena. K.M.Chichon, dirección musical. Palau de les Arts. Valencia, 23 de enero.
El bel canto llegó a Valencia con “Lucia di Lammermoor”, la más bella entre las óperas trágicas de Donizetti. Posee dos emblemáticas y largas escenas para la pareja protagonista, amén de uno de los sextetos más famosos en la historia del género, arias, dúos y coros por doquier. Todo ello combinado con una importante sustancia dramática que, si bien explota en la célebre escena de la locura, cierto es que apenas desde el inicio se presenta como violencia de género de un hermano a una hermana en la que al final sale malparado el pretendiente de ésta. Todo ello hay que saberlo reflejar.
El importante punto débil de estas representaciones es la dirección musical de Karel Mark Chichon, marido de Elina Garanza. Resulta lo más parecido a un tanque musical, aplastando toda la partitura. Sonidos fuertes, sin matizar o contrastar y ni una sola frase en la que se escuche algo más que unas notas altas. La orquesta suena bien y la flauta magnífica en su escena. La producción de Graham Vick, de carácter clásico y vista ya en el Real, aporta refinamiento y elegancia pero no llega a sumergirse en el drama sino que asiste a él como un espectador más.
Funcionan bien los personajes menos protagonistas, con un abaritonado pero correcto Raimondo y un sobresaliente Arturo de Angelo Antonio Poli. Vladimir Stoyanov cumple como Enrico sin mostrar especiales maldades o línea de canto. Nino Machaidze lleva ya una importante carrera a pesar de su juventud. Reúne una voz notable de ligera y posee las notas requeridas. Cosechó un gran éxito pero, con el papel aún por acabar de perfilar, se encuentra lejos de admirar en las coloraturas como una Gruberova o de emocionar en su dramatismo como una Sills. La gran revelación del reparto es sin duda el tenor lírico Francesco Meli, que posee todo lo preciso para ser una de las grandes figuras del panorama futuro. Voz bella en toda su extensión, caudal, fraseo impecable, capacidad de comunicación… El futuro de la ópera pasa por él. Gonzalo Alonso

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