“Lucrecia Borgia” en Oviedo
“Lucrecia Borgia” en Oviedo
Luchando contra los recuerdos
“Lucrecia Borgia” de Donizetti. M.Devia, J.Bros, J.Pérez, G.Surjan, etc. LL.Corbella, estenografía. P.Ojanguren, vestuario. E.Bravo, iluminación. E.Sagi, dirección escena. P.Arrivabeni, dirección musical. Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias y Coro de la Asociación Asturiana de Amigos de la Ópera. Teatro Campoamor. Oviedo, 19 de diciembre.
Se anunció por altavoces que la representación se dedicaba a la memoria de Renata Tebaldi, fallecida en San Marino apenas horas antes. No podía ser de otra forma pues la “madonna de la ópera”, la soprano de la voz de ángel, había cantado “Forza del destino” y “Adriana Lecouvreur” en Oviedo en 1962. Quizá sus mórbidos acentos aún resuenen por las paredes del Campoamor en infinitos ecos.
Mariella Devía no posee, como Tebaldi, una voz cuya característica principal sea la belleza tímbrica, o al menos no ya en las proximidades de los sesenta años. Tampoco exhibe el fuelle preciso para alguno de los momentos más dramáticos de la partitura, como es el dúo con su marido D.Alfonso. En estos mismos días cantaba en Madrid quien, con belleza y fuelle, mejor ha cantado el personaje de Lucrecia en las últimas décadas, Montserrat Caballé. Pero Devía, sin poder alcanzar aquel nivel, se defiende muy bien gracias a una musicalidad intachable y al dominio del estilo belcantista. Estuvo magnífica en el aria inicial y en la aún más endiablada cabaleta final. José Bros debutaba en el papel de Genaro con la partitura todavía no completamente en “gola”, como pudo apreciarse en la tirantez de la difícil y poco agradecida aria. Brilló en el resto, luciéndose en esas frases líricas llenas de aliento que tanto abundan en esta obra minusvalorada. Ambos cosecharon un gran triunfo muy merecidamente. Los recuerdos ya son inalcanzables y sus realidades son de lo mejor de hoy día.
Giorgio Surjan fue de menos a más porque fue de más a menos. Porque fue aparcando una tendencia excesiva a dramatizar que casi convirtió su primer aria en una pieza verdiana y es que es cierto que en ella ya despunta el barítono verdiano, pero no tan exageradamente. Triunfó también la mezzo Jossie Pérez, ejemplo de artista perfecta para los tiempos que corren. Buena presencia, excelente actriz y aceptable voz, convierte Orsini en un espectáculo visual y auditivo, aunque si se cierran los ojos no es oro todo lo que reluce. El conjunto mantuvo coherencia y nivel, bajo unas direcciones musical y escénica con excelente pulso de Paolo Arrivabeni y Emilio Sagi, que reconstruía la justamente alabada producción de la ABAO. Gonzalo ALONSO
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