Critica: Macbeth, añoranzas de las brujas y los calderos
Macbeth: Añoranzas de las brujas y los calderos
MACBETH, de Giuseppe Verdi. Opera en cuatro actos. Libreto de Francesco Maria Piave, basado en el drama homónimo de Shakespeare. Reparto: Luca Salsi (Macbeth) Anna Pirozzi (Lady Macbeth), Marko Mimica (Banco), Giovanni Sala (Macduff), Jorge Franco (Malcolm), Rosa Dávila (Dama di Lady Macbeth), Luis López Navarro (Medico/Sicario), etcétera. Orquestra de la Comunitat Valenciana. Cor de la Generalitat Valenciana. Producción: Royal Danish Opera. Director de escena: Benedict Andrews. Escenografía: Ashley Martin-Davis. Vestuario: Victoria Behr. Dirección musical: Michele Mariotti. Lugar: Palau de les Arts. Entrada: 1412 localidades (prácticamente lleno). Fecha: jueves, 31 marzo 2022 (se repite los días 3, 5, 8 y 10 de abril).
Ha vuelto Macbeth al Palau de les Arts. Ópera temprana de Verdi, de los llamados “años de galera”, basada en un libreto enrevesado no exento de absurdos, que en absoluto hace honor al drama maestro de Shakespeare, y que plantea enormes y variados problemas a cualquier teatro animado a programarla. Jesús Iglesias, director artístico de Les Arts, lo ha hecho de la única manera posible: convocar los mejores y más convenientes cantantes, buscar una buena producción que cuenta con credibilidad clara el alambicado libreto, una orquesta y coro de primer rango y un maestro ducho en el arte verdiano.
El reparto, efectivamente, era el mejor del mundo, con unos pletóricos Luca Salsi y Anna Pirozzi como insuperables Macbeth y diabólica señora. La caída en el rol titular del indispuesto Carlos Álvarez fue resuelta óptimamente con el que acaso sea hoy por hoy el mejor barítono verdiano sobre la tierra. Luca Salsi dejó desde el primer momento constancia de tal categoría con su puro canto verdiano, la belleza del fraseo, la naturalidad en todas las gamas del registro, y su credibilidad dramática. Pudo hablar de tú a tú a la potencia galáctica de su “perversa” esposa, Anna Pirozzi, e hizo alarde de pundonor y profesionalidad cuando, al principio del cuarto acto, en medio de la sanguinolenta noche, sufrió una hemorragia nasal que obligó a interrumpir la función durante veinte minutos, durante los que se logró neutralizarla y “taponar” el orificio nasal para poder así concluir la representación.
Tras la forzada interrupción, cuando la sangre real de su nariz se mezclaba con la de la ficción del teatro, Salsi retomó la escena, apenas distraída por sus reiteradas vueltas de espalda al público para limpiarse discretamente la sangre real que aún fluía. Pocas veces se ha escuchado con tanta emoción, conmoción y belleza el recitativo y aria “Pietà, respetto, amore”. La ovación fue interminable. Al cantante y a su pundonor. Difícil imaginar mayor entrega y generosidad vocal. ¡Bravo, artista!
Anna Pirozzi, que ya arrasó en Les Arts con una Abigaille que se comía el mundo, tanto en 2015 como luego, en 2019, con Plácido Domingo como asombroso Nabucco, ha vuelto con su voz imponente, sí, pero también hermosa, segura, firme, afinada, valiente y apasionadamente verdiana. Protagonizó una verdadera orgía belcantista y vocal. Desde la lectura de la famosa carta (“Nel dì della vittoria…Vieni! T’affretta!”), recitada con intensa fuerza dramática, estuvo siempre inmensa, y aún más inmensa -si cabe- en sus grandes escenas en solitario, que no dudó en concluir con pirotécnicas cabalettas. agudos y sobreagudos más afilados y perfilados incluso que los puñales que invaden la escena. Para los anales de Les Arts queda el sobrecogedor dúo “La luce langue” que entonó con el no menos excepcional Salsi.
El resto del reparto no anduvo a la zaga de estos dos colosos vocales. El bajo Marko Mimica compuso uno de los primeros puntos culminantes de la pletórica noche vocal ya en un intensamente dicho “Studia il passo…Come dal ciel precipita”. Giovanni Sala, con su voz de tenor lírico ligero, no desaprovechó el momento de gloria de Macduff en la lucida aria “Ah, la paterna mano”. Como Jorge Franco, del Centre de Perfeccionament, quien defendió con soltura y eficiencia vocal un más que digno Malcolm.
La producción, limpia y con sus toques minimalistas, de la Ópera de Dinamarca, rehúye cualquier convencionalismo, caldero, escoba o bruja para apoyarse en un original espacio escénico en el que luces, geometría e imaginación juegan a partes iguales. La escenita de la pantera rosa y otros animales cabezudos disgustó a bastantes…, pero en comparación con las tonterías del “sacrosanto” libreto, son meras insignificancias frente al valor dramático que el montaje otorga a los personajes y a una acción que, dentro de su descuadre original, adquiere lógica y ritmo narrativo. La sangre, el rojo frente al blanco de la pureza, tiene, calibrada y razonable presencia. No hay espacio para la fotografía de la acotación. ¡2022!
La Orquestra de la Comunitat Valenciana volvió a tener uno -uno más- de sus grandes días. Sonó toda la noche a gloria, cobijada en la brillante y fiel acústica de la Sala Principal de Les Arts. Todas sus secciones sin excepción se manifestaron ideales, en su conjunto e individualidades, para atender este Verdi primerizo y desnudo, de sonoridades evidentes y transparentes. El maestro Michele Mariotti, que ya mostró su clase en Les Arts de Helga Schmidt con La cenerentola, en 2011, es una de las grandes batutas operísticas de la actualidad, particularmente en el ámbito verdiano. Cuajó un trabajo alquimista, mimando detalles y calibrando con asombrosa meticulosidad foso, cantantes y coro. El Coro de la Generalitat estuvo “sembrado” en uno de los títulos más comprometidos del repertorio italiano. Sus integrantes se mostraron tan estupendos cantantes como disciplinados actores, atendiendo con óptimos resultados una escena en la que desempeñan capital y coprotagonista cometido.
Fue una noche definitivamente redonda. Una gran representación. En València y en cualquier otro templo lírico. Con el aforo prácticamente cubierto y un público, de estreno, que telefonitos y otras tonterías aparte, se metió de lleno en la función, y respondió con responsabilidad y afecto a la obligada interrupción de la ópera. Los aplausos y muchos bravos avalaron el nivel artístico de la representación, a pesar de que cuando salieron a saludar sus responsables escénicos, hubo un claro conato de abucheo. Aunque parezca mentira, todavía hay añoranzas de las brujas, los calderos y el cartón piedra. Justo Romero.
Publicado en el Diario Levante el 2 de abril de 2022.
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