Marañón y Muñiz aplauden a Harding en Madrid
Después de la publicación de una entrevista con Harding y de “la carta a Harding” en El País, el diario portavoz del Real, quedaba claro que la noticia levantada por El Mundo sobre el deseo de Marañón de traer a Harding al teatro era totalmente cierta. También que tendrían que encontrarse unos y otros durante los conciertos del “desado” en Madrid.
Allí estaba Marañón, en la butaca 1-1 de anfiteatro (la de Marset, director general del INAEM, quien estaba en Sevilla con toda la crítica madrileña, que pasó olímpicamente de Harding), apaludiendo a rabiar y mirando a diestra y siniestra como diciendo “A éste, a éste, es al que voy a llevar al Real”. Lo malo es que la “Primera” de Brahms no pudo ser más insípida y sólo se salvó cuando tocó a toda pastilla el cuarto tiempo.
¿Se irían luego a cenar? ¿Iría Muñiz para así poder seguir diciendo unos y otros que es él quien decide o pasarían de él? ¿Le han enseñado al director el teatro? Pronto lo sabremos, de momento lo obvio es el inusitado y absurdo deseo de llevar a Harding al Real.
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