Marset a la desesperada
Marset a la desesperada
Juan Carlos Marset ha tenido varios detalles en la presentación de la próxima temporada de la OCNE que han dejado al descubierto sus ganas de mantenerse en el cargo y el miedo a perderlo. De entrada, cosa que no se recuerda hace tiempo, llegó puntual. Reconoció que la OCNE va a contar con menos presupuesto que la temporada anterior y que con ese presupuesto ha de pagar además el déficit en el que ha incurrido. es decir, reconoció que se ha incurrido en déficit. También reconoció que el festival de verano en el Matadero ha costado un porrón y que, por tanto, volverá -si lo hay- al Auditorio. Como al perro enfermo todo son pulgas, un reciente ex alto cargo de la ONE va diciendo que se han perdido cientos de miles de euros desde que él fue invitado a abandonar el cargo.
Preguntado sobre cómo le podía afectar la salida de Cesar Antonio de Molina del ministerio ha contestado que él está dispuesto a irse si se lo pide la ministra y que en la universidad de Sevilla le esperan para dar clases. ¡Estaría bueno que no estuviese dispuesto! Vamos, que sólo le ha faltado decir que a ver si la ministra se atreve a cesarle. Pero ha dicho algo aún con más jugo: que él no era hombre de Molina sino de Zapatero. Que quienes llamaron a su puerta fueron Zapatero y Monteseirín, que Molina tenía más amigos y bastantes de ellos en el Cervantes. ¿Acaso era Zapatero el que escribía en su revista Sibila? ¿Qué pensaría Molina de haberle escuchado? ¿Qué pensará la ministra de que la presionen así: yo soy más Zapatero que tu? Si Zapatero no llamó a nadie, sino que los de su su equipo llamaron a bastantes personas de la cultura -más de uno de esta web incluído- para redactar el programa cultural. Lo de Marset salidas fuera de tono, como las múltiples llamadas de teléfono a unos y otros, para intentar agarrarse al cargo como sea.
Pero el asunto era la presentación de la OCNE. ¿A quién la “carta blanca”? Pues a Cristóbal Halffter. ¿A quién un encargo? Pues a Fabián Panisello. Sin cortarse, más claro agua. Sin comentarios. A estas alturas la ministra ya debería tener una idea clara de las cosas y cuanto más se tarde en comunicar la decisión, más se pudrirá y olerá el asunto. Entre otras cosas porque Marset seguirá pidiendo apoyos individuales y colectivos para intentar atar las manos a la ministra.
Últimos comentarios