Más despidos en el Teatro Real
Aprovechando los finales de julio el director general parece haber dado un ultimátum a los trabajadores del Teatro Real: o firman de una vez su retroactiva reducción salarial o se irán más de veinte a la calle. Si firman, a lo mejor, sólo irán diez. Y uno no tiene más remedio que preguntarse ¿no sería mucho mejor suprimir “Moises y Aaron” o, al menos, hacer que lo toquen los propios cuerpos estables del teatro en vez de venir las huestes extranjeras de Mortier? Porque ¿qué justificación hay para traerlas, pagarlas con costes inoportunos, cuando no hay un duro y con lo magníficos que son los conjuntos del Real según el propio Mortier y Gregorio Marañón, presidente de la Fundación? Vamos a acabar teniendo que pensar que lo que se trata es pagar los servicios de Cambreling, tan unido al señor Mortier y, la verdad, ¡ya está bien de hacer el primo! No sorprende que Alfredo Tejero, el anterior director administrativo del teatro, se negase a firmar la contratación del “Moises y Aaron” en concierto y, por dignidad, se fuese .
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