Más líos en Caja Madrid
La Fundación Caja Madrid no cuenta con los servicios de Pilar Tomás, como responsable de sus actividades musicales, desde hace una semana. No se sabe si ha sido cesada o ha dimitido, puesto que no ha habido la más mínima explicación y, cuando no se ofrece una explicación, se alienta la rumorología. Todo son rumores, como en el aria de don Basilio, nada convenientes ni para el prestigio de la Fundación ni para la honorabilidad de Pilar Tomás.
Desde hace días circulan por el mundillo musical historias increíbles, hablándose de hipotéticas apropiaciones de la venta de invitaciones gratuitas a los conciertos de la caja, que no ofrecen fiablilidad, puesto que nadie en su sano juicio se arriesgaría a algo así por cuatro perras máxime manejando un presupuesto superior a los tres millones. Se habla también de familiares contratados para diversas actividades, cómo si el departamento musical de la fundación fuese un coto privado. Pilar Tomás puede ser autoritaria y áspera en las formas, pero nadie de quienes la tratan duda de su seriedad y honradez.
Sería más razonable que el desacuerdo radicara en el manejo de su presupuesto. Así, por ejemplo, a algunos les ha parecido discutible que se destine una buena parte de él a promover espectáculos del tipo de “La Clementina” de Bocherini, como si la Fundación fuese el Teatro de la Zarzuela o el propio Español, pero también hay quien alaba la iniciativa.
Otras voces afirman que el desacuerdo se habría sustanciado tras una queja al presidente de la Fundación de una de sus colaboradoras, en cuyo contenido entraría el trato personal, frecuentemente agrio, de Tomás.
En fin, que el Programa de Música de la Fundación no sale bien parado con tanta rumorología y sería muy conveniente una aclaración de los motivos de la salida de Pilar Tomás. También lo sería para ella, a fin de solventar las dudas que haya podido plantear la extraña campaña que contra ella se ha levantado, ya que su salida de la institución no debería en principio afectar a su cargo en el Festival de Cuenca.
Toca nombrar un nuevo/a responsable mirando con perspectiva de futuro, un futuro en el que obviamente aparece en luminarias el Palacio de la Música de la Gran Vía. El nombre la persona más adecuada está en boca de muchos. Sin embargo pudiera ser que Rodrigo Rato tuviese otras ideas.
Gonzalo Alonso
(Versión íntegra del texto enviado a La Razón y publicado en el diario de forma incompleta)