Más sobre el “Proyecto órgano” e nel Auditorio Nacional
Estimado Beckmesser:
Nuevamente te escribo a cuenta del infame ‘Proyecto Órgano’ de la Orquesta Nacional, y lo hago esta vez escandalizado ante el indescriptible espectáculo vivido el pasado lunes en el Auditorio Nacional.
Si en los dos anteriores conciertos, a pesar de la disparatada parafernalia montada para los mismos ya denunciada en esta web, aún hubo un mínimo de dignidad artística merced a la presencia de dos prestigiosos organistas procedentes de Stuttgart, en esta ocasión se ha caído más bajo que nunca al convertir al organista en parte de un show al que sólo cabe calificar de cuasi circense.
A los consabidos y reiterados despropósitos de las pantallas con sus ruidosos proyectores y las luces de discoteca fuera de lugar se une ahora un sujeto vestido de la forma más extravagante imaginable pateando despiadadamente el pedalero del órgano, hasta el punto de hacerlo engancharse, y destrozando con su inenarrable interpretación piezas de autores como Bach, Bizet, Chopin, Vierne o Messiaen.
Está claro que a la OCNE se le ha ido de las manos el tema del órgano esta temporada y cualquier intento de restituir la dignidad de ese ciclo pasa por prescindir cuanto antes del responsable máximo de esta aberración: el nocivo personaje llamado Raúl Prieto Ramírez. Porque lo cierto es que el ciclo ha tocado fondo y exige un cambio de rumbo inmediato.
Pero si la OCNE no es capaz de enderezar esta situación el INAEM debería tomar cartas en el asunto ya que el bochornoso espectáculo ofrecido este lunes, que en modo alguno puede ser calificado de concierto, supone una burla en toda regla al público asistente y una afrenta a la Música en general, sea o no de órgano, así como a sus intérpretes. Sin lugar a dudas, el concierto del 12 de mayo de 2008 pasará a los anales como uno de los más indignos e impresentables que jamás se haya celebrado en el Auditorio en sus casi 20 años de existencia, con el agravante de haber sido organizado por la OCNE, es decir, con dinero público y por quien tiene el Auditorio como sede, lo que hace aún más sangrante el hecho.
¿Quiere una institución como la Orquesta Nacional de España minar su crédito a costa de dar cancha a un patético personaje para que programe bajezas de esta índole sólo para satisfacer su ego personal, renunciando a la consecución de un resultado artístico satisfactorio? ¿Se atrevería a hacer lo mismo en su temporada regular de conciertos? Y el Consejo Artístico del Auditorio, ¿nada tiene que decir ante esta situación? ¿Va a permanecer impasible mientras un instrumento que constituye la pieza más valiosa de su patrimonio musical es humillado y maltratado (literalmente) de esta forma? La interesante idea lanzada por la nueva Dirección Artística del Auditorio de “recuperar la escuela organística española”, ¿se va a materializar a través de este tipo de conciertos-basura? ¿Pretenderá Jesús Clavero, mentor del mencionado Raúl Prieto y artífice, en definitiva, de este bodrio, desde esa Dirección Artistica de la que ahora es miembro continuar con este desaguisado y colocarlo en la programación propia del Auditorio?
Son preguntas que quedan en el aire. Y es que no todo vale con tal de vender un puñado extra de entradas. Sobre esto último señalar que si el objetivo era atraer más gente a los conciertos no se debe sino hablar de un rotundo fracaso, pues sigue acudiendo el mismo público, o menos, que hace 10 años, cuando se celebraban auténticos conciertos de órgano ofrecidos por figuras señeras de la talla de Marie Claire Alain, Simon Preston, Olivier Latry o Montserrat Torrent, entre otros. Y es que la gente no es tan tonta y no quiere que le den gato por liebre, pues para acudir al circo o a un cabaret existen otros espacios más apropiados en Madrid.
Quisiera concluir animando a todos aquellos que compartan mi opinión a expresar su desacuerdo por escrito ante las autoridades de la OCNE, del Auditorio y del INAEM, ya que, como es sabido, la unión hace la fuerza, y no podemos permitir que prosiga por más tiempo la intolerable deriva actual del Ciclo de Órgano.
Un saludo, P.
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