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Por Publicado el: 26/09/2012Categorías: Crítica

Mehta, experiencia y brío en Juventudes Musicales

Ciclo Juventudes Musicales

Mehta, experiencia y brío

Obras de Schubert, Mendelssohn y Beethoven. Leticia Moreno, violín. Orquesta del Mayo Musical Florentino. Zubin Mehta, director. Auditorio Nacional. Madrid, 26 de septiembre.

Empiezan la temporada de conciertos del Auditorio Nacional con menos abonos en los diferentes ciclos y el cabreo de organizadores y espectadores. Los primeros indignados por la subida del iva del 8 al 21%, por lo que entienden “competencia desleal” del INAEM al programar conciertos con las mismas agrupaciones que ellos traen, pero a precios de entradas notablemente inferiores a costa del presupuesto público, por la nueva página del INAEM para compra de entradas que funciona bastante mal y, también, por otro motivo compartido con el público. La prolongación de una hora, de 20º a 21º, el SER hace prácticamente inviable acudir en coche al Auditorio. ¿Dónde hay alguien que piense?

La Reina acudió al concierto inaugural de Juventudes Musicales, liderado por su querido Zubin Mehta. Tras una rutinaria lectura de la obertura “Rosamunda” de Schubert se presentó en el escenario Leticia Moreno, delgadísima y guapísima en su ajustado vestido rojo. Juventudes la ha apoyado desde los inicios de su carrera y no se ha equivocado. Cada día toca mejor, con técnica segura, sonido más claro que amplio y buen poder comunicativo. Estos conciertos presentan casi siempre el problema de la falta de ensayos para las obras con solista de sus primeras partes. Moreno y Mehta no fueron ajenos a ello, pero afortunadamente la experiencia del maestro ayudó a esquivar muchos de los riesgos. Cerró una “Séptima” beethoveniana en la que Mehta planteó una versión llena de brío, lo que llevó a la orquesta del Mayo Florentino a intentar superar su nivel habitual sin que siempre lo lograra. En la memoria quedan aquellos inolvidables ataques de las cuerdas en el último tiempo de Karajan con Berlín en el Real. Lo intentó Mehta, pero el Florencia no es Berlín. Curiosamente lo mejor del concierto estuvo en la sempiterna danza húngara de Brahms.

Vítores de un público agradecido en el inicio de un ciclo que vive, como casi todos, sus problemas económicos pero que mantiene en sus 16 conciertos un nivel envidiable. ¡Ánimo y a aguantar los elementos! Gonzalo Alonso

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