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Por Publicado el: 24/03/2017Categorías: En vivo

Meistersinger ROH: por debajo de lo esperado

DIE MEISTERSINGER VON NÜRNBERG (R. WAGNER)

Covent Garden de Londres. 22 Marzo 2017.

Meistersinger ROH: por debajo de lo esperado

Hace unos días comentaba que el objetivo fundamental de este viaje a Londres era asistir a la representación de Meistersinger, debido a la presencia en el podio de Antonio Pappano y la de Bryn Terfel en su debut en Hans Sachs en este teatro. Eran muy altas las expectativas, pero el resultado ha quedado por debajo. Por un lado, se nos ha ofrecido una nueva producción que no tiene ningún interés, Por otro lado, la dirección musical ha quedado por debajo de lo que podía esperarse, reconociendo que eran muy altas las expectativas. Finalmente, el reparto vocal no ha respondido a lo que uno puede y debe esperar de uno de los teatros de ópera más importantes del mundo.

Escena

La nueva producción se debe al director de la Royal Opera House, el danés Kasper Holten. La verdad es que la producción deja bastante que desear tanto desde un punto de vista estético como teatral, ya que la dirección de escena tampoco resulta muy brillante. La escenografía de Mia Stensgaard ofrece un escenario giratorio, donde lo más atractivo resulta el primer acto, que no se desarrolla en la Iglesia de Santa Catalina, sino en un club privado, al que acuden los maestros y en el que previamente vemos ensayar al coro. Los aprendices no son sino camareros del club y la reunión de maestros se desarrolla en un comedor, que es donde interviene Walther. En el segundo acto estamos en el mismo espacio y hay que imaginarse a Hans Sachs en la misma mesa, como si fuera su casa. En este acto el escenario va girando en la segunda parte, pero no hay ciudad ni vecinos, sino que la pelea final no es tal, sino la aparición de una serie de personajes, que parecen estar celebrando el carnaval, aunque se trate de la noche de San Juan. En la primera escena del tercer acto estamos con el escenario más girado y aquello no parece sino algo metálico y con perchas para vestidos en la parte de abajo, perdiendo todo encanto. Más todavía si Beckmesser no utiliza laúd, sino clavecín. La escena de la pradera resulta un tanto abigarrada, con el pueblo como espectadores en gradas y los gremios desfilando, aunque sus componentes no pasan de 4 y disfrazados.
El vestuario Anja Vang Kragh resulta curioso en el primer acto para los maestros, derivando en ropas modernas, con la acción en tiempos actuales, lo que más bien quita credibilidad a toda la producción. Resulta colorista el vestuario de los maestros en la escena de la pradera. La iluminación se debe a Jesper Kongshaug y funciona bien.

Como digo más arriba, la dirección de escena es bastante corta y en su conjunto es una producción sin interés. Supongo que las cualidades de Kasper Holten serán de gestión, ya que como director de escena deja bastante que desear.

Escena

En la dirección musical estaba el director titular de la casa, es decir Antonio Pappano. Para mí es uno de los grandes directores de la actualidad, especialmente en óperas de Verdi, siendo ésta la primera vez que le veía dirigir una ópera de Wagner. Conviene decir que de Antonio Pappano siempre espero lo mejor, pero no ha sido así en esta ocasión, aunque uno se podría dar con un canto en los dientes ante esta dirección muchas veces. La primera decepción vino de la obertura, a la que faltó solemnidad y – lo más sorprendente – el sonido de la Orquesta de la Royal Opera House llegaba poco compacto. Las cosas mejoraron durante el primer acto, que fue satisfactorio. Nuevamente, en el segundo acto eché en falta más vida por parte de la dirección, que me resultó un tanto pesante. Lo mejor fue el tercer acto, resultando mejor musicalmente el primer cuadro que el de la pradera. Entre la dirección de Kirill Petrenko en Munich el pasado mes de Julio y la de Antonio Pappano ahora hay una notable diferencia. Finalmente, hay que destacar la actuación del Royal Opera Chorus, dirigido actualmente por William Spaulding.

No cabe duda de que Hans Sachs es el gran protagonista de esta ópera, como tampoco la hay sobre el hecho de que es el personaje que más tiene que cantar entre todos los que se han escrito para voces de barítono. Indudablemente, Bryn Terfel tiene las cartas en regla para ser un gran Hans Sachs, rol que no cantaba desde que lo debutara en Cardiff hace 7 años. Su actuación ha sido buena, pero estoy convencido de que madurará más el rol y lo interiorizará más, como ha hecho con otros personajes. Me parece un debut positivo, aunque no haya llegado a lo que nos ha ofrecido en otras ocasiones y otros personajes. Lo mejor lo ofreció en el tercer acto, aunque me pareció que llegaba un tanto fatigado al final, lo que no tiene nada de extrañar.

Bryan Terfel y Johannes Martin Kränzle

El tenor británico Gwyn Hughes Jones fue un no más que correcto Walther Von Stolzing. No veo que el Covent Garden haya encontrado otros motivos que el de ser británico para ponerle en este reparto. La voz no es excesivamente amplia en cuanto a volumen y resulta un tanto engolada. No brilló en su interpretación de la canción del concurso y, en general, se puede decir que uno espera más de un personaje tan importante en un teatro como el Covent Garden.

La soprano americana Rachel Willis-Sorensen me produjo una acierta decepción en la parte de Eva. He tenido ocasión de escucharla en el pasado en varias ocasiones en Dresde y siempre me había parecido una notable cantante, con una voz amplia y atractiva. En los dos primeros actos su voz no corría bien, resultando de volumen escaso. Lo mejor lo ofreció en el quinteto del segundo acto, pero desde luego su actuación global fue inferior a la que podía esperarse.

Una alegría puede considerarse el hecho de volver a ver en un escenario al barítono Johannes Martin Kränzle tras su grave enfermedad, que parece haber quedado atrás. Su Beckmesser fue adecuado, con voz atractiva y buenas dotes escénicas.

El bajo Stephen Milling lo hizo bien en la parte de Pogner, con voz amplia y pastosa.

No más que correctos la pareja formada por David y Magdalene. El primero era el tenor Allan Clayton y ella era la mezzo soprano Hanna Hipp.

Rachel Willis Sorensen y Bryn Terfel

Finalmente, Sebastián Holecek fue un sonoro Fritz Kothner, bien cantado.

El resto de maestros eran Andrew Tortise (Kunz Vogelgesang), Gyula Nagy (Konrad Nachtigal), John Cunningham (Hermann Oertel), Alasdair Elliott (Balthasar Zorn), David Jungoon Kim (Augustin Moser), Samuel Sakker (Ulrich Eisslinger), Brian Bannatyne-Scott (Hans Foltz) y Jeremy White (Hans Schwarz). Finalmente, el Vigilante Nocturno era David Shipley.

El Covent Garden ofrecía una ocupación de alrededor del 95 % de su aforo. El público dedicó una cálida acogida a los artistas en los saludos finales, siendo las mayores ovaciones para Antonio Pappano y Bryn Terfel.

La representación comenzó con 4 minutos de retraso y tuvo una duración de 5 horas y 28 minutos. Duración musical de 4 horas y 16 minutos, es decir 9 minutos más que la de Kirill Petrenko en Munich. Cinco minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 270 libras, habiendo butacas de platea desde 216 libras. La entrada más barata con visibilidad plena costaba 43 libras. José M. Irurzun

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