Mendelssohn actualizado
XII Liceo de Cámara
Mendelssohn actualizado
Obras de Mendelssohn, Widmann y Reimann. Juliane Banse, soprano y Cuarteto Artemio. Auditorio Nacional. Madrid, 2 de marzo.
Da gusto poder contar con un público como el que asiste regularmente al ciclo “Liceo de Cámara”. No sólo es su atención y su saber estar en la sala, también la fidelidad a pesar de la concurrencia de una tarde de liga televisada y un partido en el Bernabeu, combinada con un programa de los que suelen alejar a otros públicos al solo mirar los nombres de los autores. Sin ir más lejos, Ibermúsica sufría un importante descenso de asistencia a la misma hora con un programa Mozart-Bruckner a cargo de Günther Herbig y la Rundfunk Sinfonieorchester Saarbrücken. Por cierto, ¿Cómo se puede tener tan mal gusto como tocar una propina tras el impresionante movimiento final de la “Novena” de Bruckner? No hay perdón posible.
El programa estaba muy bien diseñado. Lo abría una de los más impresionantes obras de Mendelssohn, el n.2 en la menor Op.13. Sólo por él merecía pasar a la historia de la música y supone una demostración palpable del mucho genio que había en él además de su tan maoseada “facilidad”. Lástima que el tiempo no le permitiese avances en la línea apuntada por sus obras más tardías. Continuó con dos estrenos en España: el “V Cuarteto de cuerda con soprano”, titulado “Ensayo sobre la fuga”, de Jörg Widmann y ocho lied del propio Mendelssohn reelaborados para cuarteto de cuerda y soprano por Aribert Reimann. Se cerró, redondeando el planteamiento, con la canción “Frage”, del mismo Mendelssohn, que sirve de inspiración en el primer y último tiempo del “Cuarteto n.2” y que solía interpretarse en el pasado como pórtico al mismo dentro del programa.
Para la partitura de Widmann, estrenado en coproducción con la BBC de Londres y el Liceo de Cámara, se dispone un lay-out de media circunferencia, muy a tono con el carácter cíclico de la composición. Los temas, estrechamente entrelazados, de este ensayo sobre la fuga se pasan de unos instrumentos a otros interrumpiéndose o redondeándose en cada turno, mientras que las sombras de Bach y del Villa-Lobos de las “Bachianas brasileiras” se pasean por momentos entre las disonancias de la cuerda, cuyos arcos buscan nuevas sonoridades golpeando el aire cual fusta o atacan los instrumentos furiosamente hasta romper fibras. Estamos ante una pieza, cuyo texto expresa “No hay nada nuevo bajo el sol” y así lo demuestra, que se escucha sin dificultad y hasta con interés.
Aribert Reimann se muestra menos árido de lo habitual en la reelaboración de ocho lied de Mendelssohn, que enlaza a través de breves interludios. Unas veces se siente el acompañamiento original pianístico y otras el lenguaje es casi completamente nuevo, a modo de reflexión más que de trascripción. Obra bien construida dedicada, igual que la de Widmann, a la soprano Juliane Banse, quien interpretó ambas con medios suficientes de lírica y la convicción de quien se sabe y siente destinataria. El Cuarteto Artemis mostró la clase que le ha situado entre los más renombrados del panorama. El público, modelo de fidelidad y saber estar, respondió con entusiasmo, demostrando cómo un ciclo puede ir haciendo evolucionar al oyente. Gonzalo ALONSO
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