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Por Publicado el: 02/07/2013Categorías: Crítica

METAMORFOSIS Y CONSAGRACIÓN

METAMORFOSIS Y CONSAGRACIÓN

62 Festival Internacional de Música y Danza de Granada
Ballet de Marsella – “Metamorphoses” (Frédéric Flamand). Orquesta nacional de España. Vladimir Fedoseyev. Teatro del Generalife, Palacio de Carlos V, Granada. 26-28 de junio de 2013.

El Ballet de Marsella fue el penúltimo jalón estable en la longeva carrera de ese genio de la danza que fuera Roland Petit. A lo largo de un cuarto de siglo, de 1972 a 1998 –entre sus 48 y sus 74 años de edad-, Petit forjó una compañía rompedora, inaugurada con el hoy ya mítico “Pink Floyd Ballet”, a la que legó no menos de una cincuentena de producciones. Frederic Flamand (Bruselas, 1946) es, desde 2004, el heredero de Petit, tras una breve etapa de Marie-Claude Pietragalla al frente de la compañía. Creador que cuenta ya con obras de relevancia internacional, como “La caída de Ícaro” de 1989, fascinado por la arquitectura y la tecnología, Flamand ha aportado a Marsella producciones como la segunda versión de “Metápolis” (2006), acaso su coreografía más ambiciosa, o “La ciudad radiante” (2005). De 2007 data “Metamorphoses”, en donde, supuestamente a partir de Ovidio, Flamand configura 80 minutos sin pausa de de soberana brillantez, itinerario de luces y objetos móviles en donde elemento sustancial es la impresionante técnica de las bailarines, a veces al borde del contorsionismo. Imposible destacar individualidades en un conjunto de seguridad inatacable e implacable perfección técnica. Fue un espectáculo de gran festival cosmopolita, aunque al público del Generalife, más habituado a la danza clásica, le pillara un poco por sorpresa.
Otra forma de ballet, sin escena, llegaba con “La consagración de la Primavera”, en donde Granada ha querido sumarse al centenario de la magistral partitura de Igor Stravinsky, estrenada escandalosamente en 1913. Se ha contado para ello con uno de los grandes maestros actuales, el ya octogenario Vladimir Fedoseyev (Leningrado, 1932), en una nueva actuación con la Orquesta Nacional de España, a la que ya ha dirigido en Madrid. El sempiterno rector de la Orquesta Tchaikovsky de Moscú, que ha gobernado durante más de tres décadas, incluyó en programa una versión de rara lentitud de la “Guía orquestal para jóvenes” de Britten, fabulosamente expuesta en sus distintas familias por la Nacional, y que acabó por conferir a la composición un carácter mayestático. Acompañó con verdadero mimo a la violinista alemana Arabella Steinbacher (Munich, 1981) en el “Concierto” de Tchaikovsky, que la solista tocó con eficacia, y acaso con excesiva afectación. En el “Sacre” stravinskyano, Fedoseyev se convirtió en el depositario de la barbarie y su imponente traducción casi hizo temblar los muros del Palacio de Carlos V. La Nacional, que a lo largo de lustros ha hecho suya “La consagración”, volvió a hacer rotunda justicia a la espectacular página. José Luis Pérez de Arteaga

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