Michael Fabiano: “La vida de un cantante de ópera realmente comprometido con su profesión es una vida solitaria y de alto grado de concentración”
El tenor estadounidense estrena hoy Adriana Lecouvreur junto a Ermonela Jaho en la Ópera de Sídney, papel que debutó en Italia en diciembre
Michael Fabiano se define como un estudiante meticuloso, cuyo compromiso con la música – y el público – está por encima de su vida social. Este mes, el tenor se encuentra en Australia con ocasión de su presentación en concierto solista en Melbourne y su participación en la producción de Adriana Lecouvreur en la Ópera de Sídney, que levanta hoy el telón con dirección musical de Renato Palumbo y montaje escénico de Rosetta Cucchi.
Inicialmente, su interpretación de Maurizio se anunciaba como su debut de este papel, pero los planes cambiaron a finales de 2022 cuando la ciudad italiana de Scilla lo nombró ciudadano de honor de la región de Calabria y le invitaron a actuar en este título de Cilea: “Es la ciudad de mi familia y se celebraba el aniversario del compositor en el teatro que lleva su nombre. Me concedieron la ciudadanía de honor, así que no tenía opción. ¡Estaba entre la espada y la pared!”, confiesa en una entrevista para el diario australiano Limelight Magazine.
Precisamente, cada vez que Fabiano incorpora un nuevo papel a su repertorio, esa primera interpretación se aguarda con altas expectativas. Su aclamada interpretación de Mario Cavaradossi en Tosca en la Ópera de París en 2021 le llevó al Metropolitan de Nueva York y de allí a Viena, Los Ángeles y Barcelona, en la presente temporada. El año pasado, el tenor se presentó también como Calaf en la producción de Turandot que Ai Weiwei firmó en la Ópera de Roma y volverá a encarnarlo este verano en el Teatro Real.
Preparar el papel de Maurizio en la ópera de Cilea ha sido un bálsamo en lo musical pero espinoso en la comprensión del texto: “Es un poco engorroso y requiere una mente creativa para hacerlo despegar. Cilea tuvo que dar forma a un libreto cuajado de palabras extravagantes y tiempos verbales confusos. La sintaxis no siempre funciona y llevarlo a lo musical debe haber sido un verdadero reto. Es preciso entonces indagar en la relación entre las palabras para entenderlo realmente. Es como si tuviese que sacar el bisturí y diseccionar el texto para asegurarme de lo que estoy cantando”.
Tal nivel de meticulosidad va de la mano con una vida personal de prioridades claramente establecidas: “La vida de un cantante de ópera realmente comprometido con su profesión es una vida solitaria y de alto grado de concentración”, apunta Fabiano, “Tengo 4 partituras diferentes al lado de la cama y las leo antes de dormir; no he ido ni a una boda ni a un funeral de mi familia en 10 años; tampoco he estado en un bar o club desde 2012. No bebo y para mí está bien así. Amo lo que hago y considero un privilegio poder cantar y hacer llegar al público algo más grande que yo mismo, así que no me importa hacer ciertos sacrificios”.
A pesar de la coherencia entre su vida personal y la profesional, el tenor subraya la existencia de dos personalidades dentro y fuera del teatro. Esta dualidad exige “una concentración extraordinaria”: “Sobre todo cuando estoy estudiando un nuevo papel, es como un puzle. Hacer que encajen todas las piezas es un proceso completamente enriquecedor. He crecido en un ambiente teatral, de debate público, lo que me permite ser muy flexible y ágil en el cambio de estilos y géneros. Es algo que sé manejar y disfruto”.
Sídney sube a escena el mismo montaje de Adriana Lecouvreur que pudo verse en enero de 2022 en la Ópera de Oviedo, también con Ermonela Jaho en el papel protagonista. Completan el reparto en Australia Carmen Topcio, Giorgio Caoduro y Richard Anderson.
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