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Por Publicado el: 08/04/2017Categorías: En vivo

Minkowski en una sobresaliente “Pasión”

Ciclo Ibermúsica

Minkowski en una sobresaliente “Pasión”

“La pasión según San Juan” de Bach. L.Barras, H.Husáhr, O.Willets, A.Visentin, F.Trümpy, V.Contaldo, F.Speer, C.Thorpe. Les Musiciens du Louvre. M.Minkowski, director. Auditorio Nacional. Madrid, 6 de abril de 2017.

Era imposible no recordar las palabras, ya lejanas pero ciertas, de Karajan: “Es tan difícil hacer que una orquesta de veinte suene como una de noventa, como que una de noventa suene como una de veinte”. Minkowski hizo el milagro en este espléndido concierto de Ibermúsica. Sus veinticuatro Musiciens du Louvre sonaron como una agrupación mucho mayor. No sólo eso, sino que quizá todavía con más mérito. logró que ocho solistas sonasen como un coro de veinte. Esto no es nada fácil, por cuanto una cosa es ser solista y otra corista y no todos los primeros saben comportarse como los segundos.

“La pasión según San Juan” de Bach es realmente la única de las cinco que supuestamente compusiera que nos ha llegado completa. Su popularidad no es sin embargo tan amplia como la de San Mateo y hay razones para ello. Aparte de la preferencia que claramente han demostrado directores y casas discográficas, más aún tiene que ver con su escritura. Ésta es trepidante, pues sus escenas se desarrollan a un ritmo vertiginoso, y también más austera y llena de aristas. Así, por ejemplo, el Evangelista relata en distante recitativo seco, aunque hay un par de momentos en los que se deja llevar por la tragedia. Uno de ellos es la flagelación, en el que la orquesta también retrata la situación. Maravillosos los coros inicial y final, aunque este último se prolongue aún más ad infinitum que el de San Mateo. Soberbia la página de la contralto “Es int vollbracht” acompañada por un chelo, como también el par arias acompañadas por dos violas d’amare.

Escuchar estas dos horas de música sin pausa como debe ser, con un equipo como el de la ocasión supone un auténtico placer. Ninguno de los cantantes era primera figura, pero ya quisieran muchas primeras figuras cantar como ellos estas partes. Si ha de destacarse uno de ellos, ha de ser el excelente Evangelista de Fabio Trümpy. Además Minkowski tuvo el acierto de colocarles en la parte superior del escenario, encima de la orquesta, con lo que su sonoridad no se vio perjudicada por la extraña acústica del Auditorio para las voces.

El ciclo Ibermúsica se cerrará con dos conciertos de campanillas, como decía Fernández Cid: nada menos que Thielemann con Dresde, Renè Fleming -a punto de cortarse la coleta- y Trifonov -quizá el joven pianista más interesante del momento. Ningún buen aficionado debería perderse ninguno de ellos, aunque haya quien tema, sin razón alguna más que el nombre de Shoeberg, el “Pelleas y Melisande”, obramucho más romántica y asequible de lo que pudiera parecer. Gonzalo Alonso

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