Critica: Tras las catacumbas, ¡la tierra y su canción! con Mirian Khukhunaishvili y la Alma Mahler Kammerorchester
Tras las catacumbas, ¡la tierra y su canción!
PALAU DE LA MÚSICA. CONCIERTO EXTRAORDINARIO. Alma Mahler Kammerorchester. Director: Mirian Khukhunaishvili. Solistas: Cristina Faus (mezzosoprano), Javier Palacios (tenor).Obras de Schönberg (Sinfonía de cámara número 1) y Mahler-Schönberg (La canción de la tierra). Entrada: Alrededor de 400 personas. Fecha: miércoles, 4 diciembre 2024.
En apenas 24 horas, el Palau de la Música ha viajado desde las catacumbas en las que se hundió el martes de la mano de la OV y el director Juan Luis Martínez, a la gloria terrenal de La canción de la tierra, la página maestra que compone Mahler en el verano de 1907, “cuando unos poemas extremadamente tristes se apoderaron de él”, como recuerda Ignacio Prats-Arolas en las detalladas notas al programa. Todo lo que faltó y todo lo que sobró el martes, lo lució y desechó el miércoles la resplandeciente Alma Mahler Kammerorchester, formación de apenas veinte miembros, sin relación con la formidable Mahler Chamber Orchestra, pero de calidades y planteamientos próximos, que buscan y -a tenor de lo escuchado el miércoles- encuentran la “excelencia musical”. Instrumentistas de alto nivel, procedentes de otras formaciones -incluido el fagotista Ignacio Soler, de la Orquestra de València-, y se reúnen para hacer música desde presupuestos ambiciosos en exigencias artísticas y calidades técnicas. ¡Van por derecho!
Fundada en 2017, la AMK ha recalado en el Palau de la Música con un programa colmado de intereses, dificultades y peligros, que combinaba dos obras tan extremas, nacidas en los albores del siglo XX, en el fiel de la tonalidad. En la primera parte, la Primera sinfonía de cámara de Schönberg (1906), y en la segunda, la versión reducida que el creador del dodecafonismo realizó de La canción de la tierra, la bien llamada “décima sinfonía” de Mahler, especie de sinfónico ciclo liederístico cuyos seis cantos -movimientos- requieren la participación de una mezzo y un tenor, que nunca llegan a cantar juntos.
Rector de todo ha sido el director georgiano Mirian Khukhunaishvili, músico cargado de futuro que luce ya maestría, oficio y talento. Lo puso de manifiesto en sus cuidadas e idiomáticas visiones de los dos exigentes caballos de batalla que tenía ante sí, ambos escuchados en realizaciones pulidas y cargadas de un criterio que no elude respeto y devoción por la tradición. Interpretaciones con pálpito y alma, intención y juicio. Además de los estupendos instrumentistas de la AMK, Khukhunaishvili (¡es casi más difícil escribir el apellidito que el resto de la crítica!) contó con la participación protagonista y cercana de dos cantantes valencianos de firme y larga trayectoria: la mezzo benissanera Cristina Faus y el tenor Javier Palacios. Ambos salieron airosos del reto de defender los tres lieder que a cada uno de ellos les asigna Mahler. Faus alcanzó la gloria en el extenso y sublime final, con el sobrecogedor y sublime “Der Abschied” (La despedida), que perfiló con sutileza, peso vocal y tamices ciertamente mahlerianos, mientras que Javier Palacios -de trayectoria tan lejana al universo alemán- hizo gala de pundonor y entrega ya desde el comprometido comienzo, con el Lied “Das Trinklied vom Jammer der Erde”(La canción báquica de la miseria terrenal).
El éxito artístico de este concierto cargado de méritos e interés no se correspondió con la taquilla. Resultaba desolador ver tantas y tantas butacas vacías, con una Sala Iturbi más vacía que llena. Para colmo, el reducido público tampoco se distinguía ducho en materia, como desenmascaraban los aplausos impertinentes que se soportaron al final de cada movimiento/Lied, y que destruían inmisericordes la atmósfera de recogimiento y unidad que requería el hondo programa y la sensitiva versión de sus protagonistas. ¡Y miren que llevamos Canciones de la tierra en el Palau de la Música! Justo Romero.
Publicado en el diario Levante el 6 de diciembre de 2024.
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