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Por Publicado el: 24/07/2012Categorías: Crítica

MITRIDATE, RE DI PONTO (W. A. MOZART) Prinzregententheater de Munich

MITRIDATE, RE DI PONTO (W. A. MOZART)

 Prinzregententheater de Munich. 23 Julio 2012

 Esta  producción de Mitridate, Re di Ponto se estrenó el año pasado durante el Festival de Julio y tuve oportunidad de verla entonces. Lo vuelvo a hacer un año después y el resultado ha quedado por debajo de la vez anterior. La causa no es otra sino el cambio del director musical. Esta ópera de un Mozart de 14 años no es una obra maestra, como es lógico, y puede hacerse muy larga, de no contar con un director  muy bueno. No lo hemos tenido y la consecuencia es clara.

La producción se debe a David Bösch, cuyo trabajo escénico va evolucionando conforme transcurre la ópera. En el primer acto asistimos a un ambiente bélico infantil, como si fuera la visión que de la guerra tienen los hijos de Mitridate. El semicírculo que cierra el escenario sirve para proyecciones de dibujos infantiles alusivos a la guerra y a las relaciones entre los distintos personajes. Es un planteamiento bien hecho, aunque no sea excesivamente original. En el segundo acto las cosas, tras el retorno de Mitridate, comienzan a ser más serias y las proyecciones infantiles comienzan a escasear, mientras que en el tercer acto son la violencia y la sangre las que se convierten en los auténticos protagonistas de la producción, con Farnace arrancándose los ojos, cual Edipo,  en su arrepentimiento, tras matar al romano  Marzio, terminando con  la muerte de Mitridate, tras perdonar a sus hijos. Es una producción que sirve bien para dar vida a la ópera, que resulta siempre muy estática, y consigue, en buena parte, el objetivo. La escenografía y proyecciones son obra de Patrick Bannwart. El vestuario es moderno y eficaz, obra de Falko Herold. Hay que destacar la iluminación de Michael Bauer.

El año pasado tuvimos en el podio al británico Ivor Bolton, cuya dirección tuvo mucho que ver con el éxito de la representación. En esta ocasión la batuta ha pasado a otro británico, Mark Wigglesworth, y el resultado ha sido bastante inferior. Era la primera vez que le veía dirigir y esperaba mucho más de él, teniendo en cuenta que es el actual titular musical de La Monnaie de Bruselas. Mitridate es una ópera muy estática y hace falta un director excepcional para darle vida. Lo tuvimos el año pasado en la persona de Ivor Bolton, mientras que este año la elección no ha resultado acertada. No basta con la corrección para dar vida a esta ópera. Buena prestación de la Bayerisches Staatsorchester, con mención especial para el trompa Zoltan Macsai.

 

 

Volvía ser el protagonista de la ópera el tenor americano Barry Banks, que repitió su buena actuación del año pasado, pero sigo considerando que su voz responde más a la de un tenor ligero rossiniano que a lo que necesita realmente este atormentado personaje mozartiano.

Aspasia, la prometida del rey Mitridate, que queda al cargo de los hijos de éste, mientras el Rey parte para la guerra, fue interpretada en esta ocasión por la soprano alemana Anja-Nina Bahrmann, cuya adecuación vocal al personaje me parece mayor que la de la francesa Patricia Petibon el año pasado. Aspasia necesita una soprano tipo Fiordiligi o la Condesa de Amaviva, y la alemana responde a estas características con una voz atractiva, buena línea de canto, pero con un timbre un tanto impersonal, que le hace caer en la monotonía en más de una ocasión.

Los hijos de Mitridate repetían y su actuación ha vuelto a ser francamente buena. El contratenor americano Lawrence Zazzo lo hizo muy bien en Farnace, destacando en agilidades, mientras que Anna Bonitatibus resultó una emocionante intérprete de Sifare. Esta mezzo italiana canta con un gusto exquisito y lo ha vuelto a demostrar.

Ismene, la prometida de Farnace y rechazada por éste, fue interpretada por la soprano americana Lisette Oropesa, que repitió su destacada  actuación del año pasado.

Muy bien la soprano japonesa Eri Nakamura como Arbate, convertida en esta producción en una sirvienta. Esta joven soprano tiene una voz muy atractiva y canta francamente bien.

Completaba el reparto el tenor americano Taylor Stayton como el romano Marzio, con el que se confabula Farnace para terminar matándolo en su arrepentimiento. En esta ocasión Marzio se ha convertido en un personaje episódico, al eliminarse el aria del tercer acto.

El teatro estaba lleno con demanda de entradas en las cercanías.  El público se mostró cálido durante toda la representación, dedicando una buena acogida a los artistas en los saludos finales, especialmente a los dos hijos de Mitridate.

La representación comenzó con 4 minutos de retraso y tuvo una duración total de 3 horas y 24 minutos, incluyendo un intermedio de 31 minutos y una parada de 4 minutos entres los actos II y III. La duración estrictamente musical fue de 2 horas y 46 minutos. Los aplausos finales, algo arrastrados en esta ocasión, se prolongaron durante 7 minutos. Pudieron haberse quedado en 5.

El precio de la localidad más cara era de 132 euros en las primeras filas, bajando a 104 en las más alejadas del escenario. Las butacas laterales costaban entre 76 y 42 euros. José M. Irurzun

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