Montserrat Caballé, Premio Ussia, una trayectoria de lucha
Montserrat Caballé, Premio Ussia, una trayectoria de lucha
El pasado 6 de octubre nos dejó huérfanos Montserrat Caballé. Muchos aún no nos hemos repuesto y todavía no tenemos fuerzas para escribir, de puño y letra, a sus hijos y hermano todo lo mucho que nos dio, el gran agradecimiento que la profesaremos hasta que marchemos a hacerla compañía.
La Razón concede el Premio Ussia honorífico y me piden unas breves letras. No tendría sentido reincidir en sus méritos artísticos. Baste señalar que fue la última gran diva de la lírica. Ninguna de las muy buenas sopranos actuales ha alcanzado ese punto al que llegaron Callas, Tebaldi o ella. Basta escuchar su “Casta diva” o “Col sorriso d’innocenza” para comprenderlo. Por eso me voy a referir a un aspecto menos conocido: la inmensa lucha que fue su vida.
Luchó, sin medios económicos familiares, para realizar los estudios musicales y lo logró gracias a una familia catalana. Luchó para superar el trauma cuando un profesor de canto le dijo que no tenía futuro alguno y que regresase a Barcelona para dedicarse a otra cosa. Como muchos artistas españoles luchó fuera de España para formarse, poderse subir a un escenario y triunfar. Luchó contra su precaria salud, contra la enfermedad y contra algún parto problemático. A los fallos en las piernas le sucedió un tumor cerebral, aunque benigno, luego un ictus… La voz se resintió en medio de estos trances y hubo de luchar por recuperar su proyección. Luchó por imponerse en un papel que se le atragantó, como “Anna Bolena” y lo logró. Luchó por ayudar a niños necesitados. Luchó por imponer la sensatez en un partido por el que llegó a figurar en una lista electoral. Luchó contra los problemas fiscales que le amargaron sus últimos años.
Toda una vida de lucha. Nada fue fácil para ella más que los milagrosos cinco talentos en facultades vocales que Dios la concedió y que ella supo convertir en diez. Gonzalo Alonso
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