Mozart con Gardiner, el placer de la música
Gardiner con Mozart en Real
El placer de la música
Arias y escenas de Mozart. A.Chierichetti, C. Tilling, A.Mason, L.Markeby, K.Streit, C.Maltman, M.Brook, K.Ketelse, J.Clarkson. English Baroque Soloists. E.Gardiner, director. Teatro Real. Madrid, 11 de octubre.
El público disfrutó literalmente de un concierto bautizado como “Gala Mozart” e hizo patente su satisfacción con unos prolongadísimos aplausos finales que produjeron sonrisas de gozo en los intérpretes mientras saludaban una y otra vez. La verdad es que fue un estupendo concierto, como al parecer lo fue también el concierto-proyección de “El caballero de la rosa”. Ello, y otras muchas esta temporada, actividades paralelas del teatro dignas de todo elogio, puesto que vienen a completar y redondear la programación normal. El Liceo mostró el camino y el Real lo sigue y amplía. Son iniciativas que merecerían una mayor proyección exterior.
Elliot Gardiner, como William Christie y algún otro director, tiene la inteligencia y el gusto de salirse de las rutinas habituales buscando originalidades en los planteamientos de sus conciertos. Esta vez su homenaje a Mozart –que coincide con la publicación de un estupendo cd con su homenaje a nuestro “Jacobeo”- reúne a sus conocidos English Baroque Soloists junto a un amplio plantel de cantantes solistas con los que casi podría haber ofrecido una ópera entera. Pero eso hubiera sido lo fácil y Gardiner busca otra cosa: una curiosa y eficaz mezcla de arias y escenas de óperas en lazadas por recitativos que, junto con unas parcas y medidas actuaciones y un escasísimo juego de luces, entretienen e incluso seducen al público.
Hubo cambios y ausencias en el reparto anunciado que provocaron la eliminación de algunas páginas, pero el tono general siguió siendo alto. Destacó el tenor Kurt Streit, que abrió fuego con una de las arias de “Idomeneo”. También el barítono bajo Kyle Ketelsen en su “Madamina, il catalogo e questo” y el barítono Christopher Maltman en todo un abanico de papeles. Mejor como Papageno que como Don Juan, personaje en el que se pudo comprobar cómo una concepción escénica puede influir en la interpretación vocal y ello no habiendo propiamente escena. Su Don Juan mostraba más seguridad y displicencia que seducción al intentar cautivar a Zerlina. Se citan tres intérpretes, pero todos ellos serían merecedores de unas líneas. Magníficos Gardiner y la orquesta, con el foso a media altura, y muy acertada la idea de evitar pausas entre escenas, así como los pequeños detalles buscando complicidades. Un Mozart para aligerar el espíritu. Gonzalo Alonso
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