Muchas preguntas, pocas respuestas
Muchas preguntas, pocas respuestas
El jueves se presentó la próxima temporada del Teatro de la Zarzuela. Tenía su morbo. Lo hizo Daniel Bianco en solitario. El sábado pasado escribía que “no pintaría nada en la mesa el Real ya que, al no tener nada que decir respecto a la temporada, se verían como alguaciles custodios. No deben dejar de asistir, pero en el patio de butacas, si se quiere en primera fila”. Me hicieron caso como también el Ministerio de Cultura a la hora de redactar la orden ministerial de la “fusión” de Zarzuela y Real. Todo ello no era más que sentido común, el mismo que quiero aplicar en estas líneas. Bianco, que realizó una presentación modélica, sin obviar verdades –“a mi me han tratado con mucha torpeza”- pero sin ofender a nadie, insistió mucho en las grandes dudas existentes. Las sigue habiendo.
La temporada presentada no sólo es la mejor de las tres de Bianco, sino la mejor en muchos años, quizá en todos, si se considera globalmente toda la actividad, con 158 funciones y la variedad ofrecida. La relación de artistas impresiona, en directores de orquesta, escena, cantantes, actores, etc. Si esto es así, ¿en qué puede mejorarla en Real?
¿Qué interés real es el del Real en la operación? ¿En qué le beneficia? Podrían contestarse que lo que se espera es que el beneficiado sea el público pero, ya ven, lo poco que está importando éste a todas las partes implicadas cuando hay un montón de espectáculos cancelados a los que no pueden asistir. Por otro lado, en nuestro mundo no se mueve nadie si no va a obtener algo. ¿Qué gana el Real? Cierto que una mayor masa con la que presumir internacionalmente, pero ésta no es una razón para provocar todo lo que se ha provocado.
Se ha presentado, totalmente cerrada, una temporada que termina dentro de algo más de un año y que no es modificable por el Real. ¿Por qué entonces tantas prisas? ¿Por qué forzar un decreto ley en tres semanas? ¿No se podían hacer las cosas con mayor claridad y con la totalidad de datos que aún no se tienen?
¿Por qué el principal actor en la operación, Mendez de Vigo, ha guardado un silencio total? ¿Es cierto que el decreto ley no está suficientemente motivado porque falta un documento previo fundamental de la Intervención General de la Administración del Estado y que esto es aún más importante que la aprobación de los presupuestos del Estado? ¿Acaso hay en altas bambalinas a quien no le convence la operación?
Bianco insistió: “Mi deseo en este momento no puede ser otro que el del diálogo: siéntense, hablen, acuerden, pongan lo mejor de su parte para que todas las partes lleguen a entenderse, eso no puede ser más que bueno”. Pero en la negociación han de estar los verdaderos afectados. ¿Están en el comité de huelga los trabajadores del teatro o figuran sindicalistas de otros departamentos de Cultura pendientes de próximas elecciones? ¿Es cierto que se ofreció al Ministerio levantar unas funciones de “La Tabernera” mientras se convocaban paros para las siguientes?
Señores, el asunto es serio, aclárense y, si pueden, contesten estas preguntas. No me cabe duda que una fundación es buena solución para la Zarzuela, pero con las cosas hechas bien y con transparencia. Gonzalo Alonso
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