Luis Alvarez

Nace una nueva escuela de música vocal española

Luis Álvarez y Emilio Sánchez son dos grandes conocidos de la lírica en nuestro país y, sobre todo, dos grandes amantes y estudiosos de la música española.

Juntos, han puesto las bases para crear un Centro de Estudios de la Música Vocal Española, que nace con la pretensión de poner en valor, enseñar y difundir la enorme herencia musical recibida (y la que está por llegar) en sus variadas formas (la canción a una o más voces, con o sin acompañamiento, la destinada a la escena, a la sala de conciertos o al culto religioso) y en sus múltiples aspectos (musical, dramático, literario, histórico), para lo cual se hace necesaria la concurrencia de profesores acreditados en las diversas áreas: técnica vocal, repertorio, escena, historia, literatura, musicología.

Periódicamente el Centro organizará encuentros para estudiantes, profesionales del canto, repertoristas y estudiosos en general de la música vocal española, anunciando con suficiente antelación las fechas, el repertorio a trabajar, el profesorado y la organización de las actividades (audiciones, conciertos, representaciones, ponencias, cursos, conferencias…).

Cristina Romero Tizón, la Directora Gerente del Centro de Estudios Musicales Musicry de Jerez de la Frontera, ha presentado ayer el Centro de Estudios de la Música Vocal Española en la Sala Falla de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).

Estuvieron también presentes en el acto, además de los dos protagonistas y la directora, el pianista Juan Antonio Álvarez Parejo, gran conocedor del género español que se ha unido a esta particular aventura.

Según las propias palabras de los fundadores, la música vocal española es un océano ilimitado. Aun circunscribiendo el concepto a la música escrita por compositores españoles utilizando el español como texto soporte, el objetivo se antoja inabarcable. Si añadimos (como no puede ser de otra forma) el repertorio legado por aquellos autores que, no siendo estrictamente españoles, desarrollaron en España una parte importante de su creación (tal el caso de Mateo Romero o de Luigi Boccherini) o que utilizaron otras lenguas en sus composiciones (latín, catalán, euskera, gallego o cualquier otra extrapeninsular), podemos concluir que necesitaríamos varias vidas para explorar, siquiera someramente, tan ingente material.

Siendo esto así, ¿porqué la música vocal española tiene una presencia tan escasa en las programaciones de los conciertos, en los planes de estudio de los centros educativos, en los cursos y encuentros que se desarrollan en nuestro país? Podemos aducir razones objetivas: la falta de ediciones accesibles a los intérpretes, el reducido número de grupos o solistas españoles que puedan abordar este repertorio con solvencia, el desconocimiento de buena parte del cuerpo docente de conservatorios y escuelas, el desinterés de programadores y gerentes de organismos públicos o privados, la pobreza de la actividad audiovisual, etc. Pero todas estas razones y otras muchas que podríamos enumerar remiten a una cuestión nuclear presente desgraciadamente en la valoración de gran parte de nuestro patrimonio cultural: el prestigio o, en este caso, la ausencia de él.

Nadie discute la capital importancia de figuras como Tomás Luis de Victoria (aunque se recurra a grupos extranjeros a la hora de hacer una grabación integral de su música en el año del centenario) o Manuel de Falla (aunque sea más fácil escuchar Winterreise de Schubert que las Siete canciones populares españolas), pero cuando nos enfrentamos a nombres menos paradigmáticos surge inmediatamente la duda: ¿merece la pena?. La desconfianza que produce el desconocimiento, antesala del complejo de inferioridad. El Centro de Estudios de la Música Vocal Española, con sede en el Centro de Estudios Musicales Musicry de Jerez de la Frontera, nace con la pretensión de poner en valor, enseñar y difundir la enorme herencia musical recibida (y la que está por llegar) en sus variadas formas (la canción a una o más voces, con o sin acompañamiento, la destinada a la escena, a la sala de conciertos o al culto religioso) y en sus múltiples aspectos (musical, dramático, literario, histórico), para lo cual se hace necesaria la concurrencia de profesores acreditados en las diversas áreas: técnica vocal, repertorio, escena, historia, literatura, musicología.