Nadine Sierra: “Me gustaría seguir una trayectoria similar a la de Mirella Freni”
La soprano, que este mes regresa al Metropolitan de Nueva York, huye de la etiqueta de ‘prodigio de la lírica’ y las categorías vocales en favor de una carrera humilde y respetuosa con su voz
Tras un verano cuajado de compromisos y novedades – se presentó por primera vez en el Teatro Colón de Buenos Aires -, Nadine Sierra comienza la nueva temporada en el Metropolitan Opera de Nueva York como Violetta Valery en la producción de Michael Mayer que se pondrá a partir de mañana, el 25 de octubre. Su popularidad en este teatro, donde es un rostro habitual, está precedido por dos logros únicos: en 2009 se alzó como la cantante más joven de la historia en ganar el Concurso ‘Metropolitan Opera National Council Auditions’ y el 2018 revalidó su prestigio al obtener el 13º Premio anual Beverly Sills Artist del Metropolitan Opera.
Sin embargo, como precisa en una entrevista con el diario argentino La Nación, previa a su debut en el Teatro Colón, “aprender, cantar, disfrutar de lo que hacía era todo y suficiente”. Por ello, aunque “probablemente mis maestros y mis padres sí reconocían que había algo especial en mí, me brindaron su apoyo y e impulso mientras estaba creciendo. Me ayudaron también a mantenerme humilde con los pies en la tierra. He ignorado esas expectativas y tal vez lo hice, inconscientemente, para protegerme de esa presión”.
Nadine Sierra comenzó a estudiar a los 6 años y a los 10 se interesó por la ópera e inició su entrega a esta disciplina. A los 14 años conoció a Kamal Khan, que continúa siendo su mentor y compañero artístico desde entonces. “Todo lo que yo sé me lo ha enseñado Kamal. Llevo 22 años trabajando mi repertorio con él. Cada una de las piezas que me dio fue por alguna razón, para transmitirme algo, para conocer sobre mis raíces, para formar mi conciencia”, apunta la cantante, que considera la figura del maestro de canto y guía profesional esencial para cualquier persona que inicie una carrera en la ópera. Su consejo: “[que los jóvenes] se apoyen en alguien en quien puedan confiar para la técnica vocal, que es la prioridad, un maestro que sepa guiar a su alumno sin ejercer un control extraño sobre él; que sea alguien lo suficientemente fuerte como para convertirse en una parte esencial de la vida de ese discípulo, siendo a la vez tan íntegro como para disfrutar de su éxito y aceptar que, finalmente, un día deberá verlo partir”.
Reconocida actualmente como una de las figuras de primera línea del panorama actual, Nadine Sierra expone las exigencias que demanda mantenerse en esa cumbre, que se paga con el sacrificio de la vida personal. En particular para las mujeres, a quienes en el momento de mayor luz de su carrera se les plantea la decisión definitiva de la maternidad. “Vivimos en una sociedad donde todavía se sienten fuertemente las diferencias entre los géneros en aspectos como éste”, reflexiona la soprano, “si ese deseo llega en un momento de plenitud de la carrera, nos preguntamos ¿es eso posible? Siento que ésa es la parte más ardua: sacrificar la vida personal. Luego, la soledad que no siempre se sobrelleva fácilmente”.
Por ello, para la cantante estadounidense los teatros se han convertido en un hogar: “Son el sitio donde me siento segura, donde la gente entiende lo que hago, lo cual no es poco, porque no todo el mundo sabe qué es la ópera. Más bien al contrario, resulta ajena. Para mí la familiaridad de lo conocido está en esos roles con los que convivo desde hace tanto tiempo”, subraya. En este sentido, agradece sus raíces multirraciales, la actitud abierta inculcada por sus padres, ambos inmigrantes. “Por la educación que recibí en mi casa, creo que me anticipé a la experiencia de aprender a convivir, disfrutar del encuentro cultural, del descubrimiento de lugares, idiomas, comidas, gustos y hábitos que no son los míos”, declara.
La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, su política y discurso discriminatorios fueron recibidos por Nadine Sierra como una “profunda decepción”. Su historia, insiste, es la misma que la de millones de personas de todas nacionalidades que buscan y trabajan para conseguir una vida mejor. “Por eso, dado que la música es la lengua universal en la que todos nos encontramos, en aquel momento (2018) pensé en crear un álbum dotado de un sentido y de un mensaje que no tienen una motivación política sino humanista, una motivación por la cual digo: que no importa qué pase en este planeta, ni importa de qué color sea nuestra piel, de qué lugar provengamos, siempre habrá en la Tierra un lugar para nosotros”, expresa refiriéndose a su álbum ‘There’s a place for us’ (Deutsche Grammophon, 2018).
El respeto y la naturalidad afloran también en su opinión respecto a la polémica con determinadas puestas en escena en las que “las exigencias del regista implican un maltrato para la voz lírica”: “He trabajado con algunos directores que llegan a la ópera con una idea de lo que quieren, pero la motivación detrás de esa idea no es totalmente la de servir al texto, a la música, a la historia o los personajes. Menos a los cantantes. Muchas veces, la agenda que traen es para servirse a ellos mismos y a sus propios egos pretendiendo traer algo nuevo e innovador. ¡Ahí está el problema! Y este argumento vale para todos nosotros, sea uno régisseur, director o cantante en la ópera. Quien no se asume como un servidor más que de sí mismo, está cometiendo un error grave. Y eso sale a la luz en el escenario. El público lo percibe como algo que no funciona”, afirma, “Cuando uno, en cambio, se pone al servicio de la música y de la historia, dedicando todo su amor y devoción a esta maravillosa forma del arte, el público asombrosamente lo recibe y lo siente igual”.
Ahí reside la clave de una carrera saludable, en el respeto a la voz de cada uno y a la propia profesión. Sin cerrarse a la categorización vocal, Sierra se define como “una voz lírica con una gran extensión hacia el agudo. No me siento una verdadera soprano de coloratura, a pesar de que mucha gente me ha puesto en esa categoría por cantar Lucia, Gilda, Amina”, y concluye, “No me siento en ese lugar sino más bien en el de una soprano lírica al estilo de Mirella Freni, que comenzó con un repertorio más liviano y con los años, el peso y la madurez de la voz, fue desarrollándose hacia un repertorio lírico. Esa es la trayectoria que me gustaría recorrer vocalmente”.
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