Naxos, un lieder
Resulta sorprendente que una compañía discográfica que empezó modestamente hace sólo veinte años se haya podido convertir -sin considerar grupos empresariales de sellos- en la número uno en ventas. Por entonces todos mirábamos con una sonrisa aquellas carátulas de una firma outsider, bastante simples, en las que se anunciaban obras por intérpretes y orquestas de los que nunca habíamos oído hablar e incluso podía sospecharse que ni existían como tales. Eso sí: el precio de unas setecientas pesetas era llamativo. Han pasado dos décadas y, menos el precio, las cosas han cambiado. Todavía hay carátulas con artistas ignotos, pero algunos de los que lo eran son famosos hoy y el catálogo contiene grabaciones históricas con muchísimos nombres míticos. No sólo eso, sino que Naxos se permitió poner en marcha una serie de música española y distribuirla en todo el mundo. Es una de las claves del éxito: una distribución sólida a la que se han acogido compañías independientes para comercializar sus dvds. Como hay otra clave importante: Naxos cuenta con buena parte de los mejores técnicos de sonido que existen. Sus reprocesamientos de grabaciones antiguas son de admirar. No es descartable que a la vuelta de unos años, muchos de las grandes figuras del presente o del futuro acaben grabando para Naxos, siguiendo los pasos de la Sinfónica de Londres.
Características muy personales son la ausencia de duplicidades en obras grabadas y la búsqueda de los intérpretes más adecuados para cada una de ellas. Repertorio e innovación –Heymann, su fundador, dice que prefiere escuchar una pieza nueva que la mejor versión de una archiconocida- , adecuación interpretativa, calidad sonora y precio son bases de su filosofía de empresa. En un mercado que se dice en crisis hay quien sabe navegar contracorriente y ganar dinero con todos sus discos. El pasado año nada menos que doscientos cuarenta, grabados en veintinueve países diferentes.
Y, por último, hay otros dos aspectos fundamentales de cara al futuro: la “Naxos music library” y “Classics on line”, dos portales de Internet desde donde se pueden descargar no sólo todo el catálogo de Naxos, sino los de los principales sellos independientes. Sin duda Heymann sabe lo que se trae entre manos.