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Por Publicado el: 31/08/2014Categorías: Crítica

Noches en los Jardines del Alcázar: la mirada cómplice

La mirada cómplice

XV Noches en los Jardines del Alcázar. Intérpretes: Mercedes Ruiz y Anastasia Baraviera, violonchelos. Programa: Obras de T. Giordani, F. A. Kummer, A. Franchomme y J. F. Dotzauer. Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Viernes, 29 de agosto. Aforo: Lleno. 

Cada vez resultan más evidentes y menos sometidas a controversias las ventajas de un acercamiento historicista a la música del Romanticismo. Los criterios de fidelidad a las técnicas interpretativas y al color de los instrumentos de la época se están mostrando sumamente útiles a la hora de desvelar un nuevo paradigma del color y de la articulación en las composiciones del siglo XIX, con el resultado de versiones más sutiles, con mayor variedad de colores tímbricos, menos recargadas de densidades y espesuras añadidas. 

Perfecta muestra de todo esto fue el recital del viernes a cargo de las dos violonchelistas habituales de la Orquesta Barroca de Sevilla. Mercedes Ruiz, capaz por sí sola de darle entidad a la sección grave de las cuerdas de la OBS, aportó la rotundidad, el volumen y la profundidad de sonido, mientras que Anastasia Baraviera no le fue a la zaga en sutilidad en el fraseo y en sedosidad de sonido, con el resultado de una absoluta conjunción y una magnífica complicidad. Con un programa integrado por muy interesantes y atractivas composiciones nacidas de y para el chelo, las dos solistas fueron capaces de aportar su bagaje historicista y perfilar unas versiones llenas de chispa, con ataques bien definidos y una articulación saltarina a base de diversos grados de staccato. Hubo momentos de gran intimidad lírica, como el arranque en el registro grave al unísono del Dúo op. 22 de Krummer, seguido de un melancólico legato de gran expresividad emotiva, demostrando en estos excursos íntimos que también dominan el uso del rubato sin exagerar nunca ni amanerar el fraseo. Andrés Moreno Mengíbar

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