Noseda triunfa con La Donna Serpente en Turín
Noseda triunfa en una opera injustamente olvidada
LA DONNA SERPENTE (A. CASELLA)
Teatro Regio de Turín. 21 Abril 2016.
Alfredo Casella (1883-1947) fue un importante compositor, pianista y musicólogo nacido en Turín, a quien su ciudad natal le rinde ahora un homenaje con la representación de su casi única ópera, ya que la Fábula de Orfeo es una ópera de cámara. Su obra musical es muy numerosa, habiendo prestado muy poca atención a la ópera, de la que fue muy critico en sus años jóvenes y, únicamente a partir de 1928 comenzó a tenerla en cuenta.
La Donna Serpente es realmente un cuento, sacado de la obra de Carlo Gozzi, que ya inspirara a otros compositores, y particularmente a Richard Wagner, cuya primera ópera Las Hadas está basada también en La Donna Serpente. La ópera se estrenó en Roma en Marzo de 1932 bajo la dirección del propio compositor. Tuvo una buena acogida en sus inicios, llegando a la Scala 10 años más tarde. Posteriormente, ha caído en el olvido y su última representación escénica tuvo lugar en Palermo en 1982 antes de que el Festival de Martina Franca decidiera ofrecerla en Julio de 2014, precisamente en la misma producción que ahora vemos en Turín.
La obra me parece de una gran riqueza musical, digna de ser conocida por cualquier aficionado, contando con páginas orquestales bellísimas, que perfectamente pueden formar parte de conciertos sinfónicos. La orquestación es riquísima y está bien escrita para las voces, aunque es exigente para las mismas. Tiene el inconveniente de contar con un largo reparto, pero espero que pronto pueda volver a ofrecerse en otros escenarios de prestigio, ya que es una ópera que merece la pena ser conocida y disfrutada por los aficionados.
La producción escénica es del italiano Arturo Cirillo y, como ya apuntado anteriormente, se estrenó en Martina Franca hace un par de años. La producción ofrece ni más ni menos que un cuento, aunque el contenido del mismo sea un tanto cruel, y funciona francamente bien dentro de una gran simplicidad. La escenografía de Dario Gessati ofrece un espacio escénico vació con unos cuantos elementos móviles, parecidos a pistas de skate, que con sus movimientos sirven muy bien a la acción. El vestuario es colorista y hasta divertido, obra de Gianluca Falaschi, contando con una adecuada iluminación de Giuseppe Calabrò. Hay un notable trabajo de coreografía, que da vida a la escena, especialmente en los interludios orquestales. La dirección escénica es buena, moviendo bien a las masas y con una dirección de actores no particularmente brillante. En resumen, es un espectáculo escénico atractivo y adecuado.
El gran triunfador de estas representaciones es Gianandrea Noseda, el actual director musical del Teatro Regio. Su dirección fue impresionante. En otras manos esta ópera puede resultar pesada, pero Noseda consigue poner de relieve la riqueza musical de la obra en una dirección tan brillante como enérgica. Hoy merece la pena venir a Turín por ver dirigir a Gianandrea Noseda, uno de los más grandes directores de la actualidad, que en esto años ha conseguido un nivel espectacular de la Orquesta del Teatro Regio. Me temo que su paso por Turín no será muy largo y habrá que aprovechar lo bueno mientras dure. Buena también la actuación del Coro del Teatro Regio.
El reparto es amplísimo, aunque casi todos ellos no tienen mucho que cantar, salvo los dos protagonistas de la ópera. No es fácil reunir un reparto atractivo para una ópera que posiblemente, no volverán a cantar. El nivel de conjunto ofrecido por el Teatro Regio ha sido francamente bueno, teniendo en cuenta las circunstancias.
La protagonista que da nombre a la ópera es Miranda, un hada, hija del Rey Demogorgón, que se enamora de un humano, el Rey de Tiflis, Altidor, y que se convertirá en serpiente al ser maldecida por su amado, cuando éste es puesto a crueles pruebas, aunque todo termina felizmente. Su intérprete fue Carmela Remigio, que lo hizo de manera convincente. La voz es atractiva y es una buena cantante, aunque le puede faltar algo más de poderío.
Altidor fue interpretado por el tenor Piero Pretti, que resolvió bien las dificultades vocales del personaje, que no son pocas. Ofreció una voz atractiva de tenor lírico, fácil por arriba, aunque me quedo con la impresión de que el personaje requiere algo más de peso vocal y consistencia en graves.
La soprano Erika Grimaldi fue Armilla, la hermana de Altidor, y lo hizo bien, quizá también más corta de poderío que lo que puede requerir este personaje guerrero. El cuarteto cómico fue bien cubierto por el tenor Francesco Marsiglia (Alditruf), el barítono Marco Filippo Romano (Albrigor), Roberto De Candia (Pantul) y Fabrizio Paesano (Tartagil). Sonoro, Fabrizio Beggi como Togrul.
Estuvo bien el barítono Sebastian Catana como el Rey Demorgorgón, así como Anna Maria Chiuri en la parte de la guerrera Canzade. Bien también la soprano Francesca Sassu como Farzana.
El Teatro Regio ofrecía una entrada que no llegaría al 80 % de su aforo. El público dedicó una muy cálida acogida a los artistas, con muestras de entusiasmo para Gianandrea Noseda y los dos principales protagonistas.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 3 horas y 5 minutos, incluyendo dos intermedios. Duración musical de 2 horas y 18 minutos. Ocho minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 95 euros, costando 29 euros la más barata. José M. Irurzun
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