Nuevos aires en la Quincena
Nuevos aires
El pasado día siete empezó una nueva andadura la Quincena Musical de San Sebastián, ahora comandada por Patrick Alfaya tras toda una vida ligada a José Antonio Echenique. Fue él quien, a lo largo de más de treinta años, dio un impulso decisivo a una iniciativa proveniente de 1939, lo que la convierte en el festival más antiguo de España y uno de los más antiguos de Europa. Entre sus innumerables méritos se halla uno muy especial en este tipo de certámenes, al margen de sus amplísimas dotes artísticas y de organización, que es una eficacísima mano izquierda para tratar a los políticos y patrocinadores que la financian. Por deseo propio dejó el cargo que ahora ostenta Alfaya tras el concurso convocado al efecto, persona que también ha dado amplias muestras de valía en responsabilidades anteriores en las Orquestas Sinfónicas de Galicia y Barcelona, en el Festival Mozart de Coruña o en la presidencia de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas. La Quincena está por tanto en buenas manos.
Esta edición es claro fruto de tres encuentros: la transición, la contracción económica y, quizá, el tardío anuncio de las fechas de la Semana Grande. La programación ha nacido a caballo entre las dos etapas y no puede dejar de notarse a pesar de la unidad que la otorga la temática rusa. Sin duda Alfaya hubiera deseado debutar con una temporada más espectacular, pero las restricciones económicas se han dejado sentir. El retraso de las fiestas donostiarras ha podido debilitar el perfil, habitualmente más grandioso, de los últimos días, pero es seguro que las aguas volverán a su cauce, sin perder de vista que naturalmente Alfaya dejará ya el año próximo su personal impronta.
Mención especial en esta edición merece el “Boris Godunov” del Teatro Helikon moscovita en edición de Shostakovich, los tres conciertos de Gergiev, los dos de Petrenko, los dos de Pletnev y las tres apariciones del Orfeón Donostiarra. ¡Mucha suerte!
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