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Por Publicado el: 09/08/2006Categorías: En la prensa

OBITUARIO / ELISABETH SCHWARZKOPF

OBITUARIO / ELISABETH SCHWARZKOPF. EL MUNDO 5 de agosto 2006

La soprano favorita de Herbert Von Karajan

Su voz interpretó magistralmente el ‘lied’ y los papeles femeninos de las óperas de Mozart, Verdi y Richard Strauss

URSULA MORENO

Junto con Victoria de los Angeles y Maria Callas, la alemana Elisabeth Schwarzkopf completa la trilogía de las divas de la lírica de la segunda mitad del siglo XX. Pero mientras que las sopranos mediterráneas pasarán a la Historia por un virtuosismo y belleza casi raciales, la germana de mirada inocente y frágil a lo Grace Kelly será recordada por su maestría casi intelectual a la hora de interpretar el lied. Elisabeth Schwarzkopf encarnó como nadie el «perfeccionismo germano» hasta el punto de que sus críticos le achacan que era todo técnica y poco corazón.
Cuenta la leyenda que corría 1946 en Viena cuando esta virtuosa del repertorio de Mozart y de Strauss cayó en manos del que se convertiría en su marido, el productor discográfico Walter Legge.Después de hora y media de ensayo casi draconiano de un lied de Hugo Wolf, el mismísimo Herbert von Karajan intercedió a favor de la joven con un «no tortures a la chica», pero todavía no sabía el director que aquella «perfeccionista inquebrantable» se torturaba a sí misma movida por su ambición e indudable talento artístico. Superó la audición y fue contratada en exclusiva por EMI. Aunque la soprano alemana había estudiado en Berlín y debutó en la Opera Estatal en 1938, fue después de la II Guerra Mundial, y en otro escenario, Viena, donde saltó al estrellato internacional.Y personal, ya que en 1953 contraía matrimonio con aquel británico de la industria discográfica, aquella especie de Pigmalión enamorado de su obra personal, a la que pulió hasta convertirla en una de las sopranos más importantes de la posguerra alemana.

No se le resistiría ya ningún escenario después de cautivar al público del Covent Garden londinense en El caballero de la rosa de Richard Strauss. De su papel como Mariscala hay incluso un documento fílmico. Sus interpretaciones de Doña Elvira en Don Giovanni, Pamina en La flauta mágica, Gilda en Rigoletto o Rosina en El barbero de Sevilla llevaron a Karajan a calificarla de «quizás la mejor soprano de Europa». Adoptó Elisabeth la nacionalidad inglesa y se especializó a partir de entonces casi exclusivamente en los personajes de Strauss o Mozart. No falta a la cita anual del Festival de Salzburgo, acude a Bayreuth en 1951 y triunfa finalmente también al otro lado del Atlántico, en el Metropolitan, en 1963.

No falta como en toda leyenda que se precie la mancha negra en su carrera, y ésta viene de sus devaneos con el nacional-socialismo.Mantuvo en secreto que en sus años mozos se afilió al partido de Hitler hasta que en la década de los 90 un amigo de su esposo sacó a la luz la biografía de una «Dama del Imperio Británico» como ella, casada precisamente con un emigrante judío como Walter Legge. La prensa británica se cebó con titulares denigrantes y en Nueva York llegaron a tildarla de la «diva nazi». Aunque cualquiera podía imaginarse que para haber hecho carrera durante aquello años en Alemania, la ambiciosa Schwarzkopf no fue precisamente una opositora al régimen. Protegida por Goebbels, hizo «todo aquello que fue significativo para el canto». Admitió haber entrado a formar parte del NSDAP, pero rechazó haber sido uno de sus miembros más entusiastas, de lo que algunos la habían acusado.

Parecen hechos a su medida los papeles de grandes damas de la burguesía o de la mitología: condesas, mariscalas, Ariadna, Fiordigili Demasiado manierista para unos, magistral para la mayoría, a partir de 1971 se consagra en exclusiva al lied. Durante seis años se dedicó a dar recitales hasta 1979, cuando ofreció el último en Zúrich, donde vivió durante los últimos años. Después de la muerte de su esposo se dedicó exclusivamente a la enseñanza, ganándose la fama de ser tremendamente dura: «¿Así que quieres cantar? Ja, ja, ja mejor dedícate a otra cosa», parece que le espetó en más de una ocasión a sus alumnos, entre los que destacan Thomas Hampson y Matthias Goerne.

Esta compleja mujer y artista sabía lo duro que es el mundo de la música, y que el escenario sólo hace sitio a unos pocos. Ahora acaba de perder a una de sus grandes divas. Elisabeth Schwarzkopf falleció en la madrugada del jueves en la localidad de Schruns, en los Alpes austriacos, a la edad de 90 años.

Elisabeth Schwarzkopf, soprano, nació el 9 de diciembre de 1915 en Jarotschin (hoy Polonia) y falleció en Schruns (Austria) el 3 de agosto de 2006.

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