OCNE: del alma humana

Continúa la temporada Paroxismos de la OCNE el próximo fin de semana del 26 de abril con un concierto de gran atractivo que ya ha agotado entradas

Como la gama de colores en la paleta de un pintor, la Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE) ha pintado su temporada 18/19 con la tonalidad de las emociones. Tras pasar por conciertos que exploraban la melancolía, el miedo, el amor o la esperanza, la OCNE presenta un atractivo y cautivador programa protagonizado por Beethoven y Brahms que ya ha agotado todas las localidades.

Abren el concierto las cuatro notas más revisadas de la literatura sinfónica, inicio de la Sinfonía nº5 en do menor, op.67, de Beethoven. Beethoven desarrolla el primer movimiento a partir del recuerdo del motivo inicial, las cuatro notas que se han considerado como cuatro ‘martillazos del destino’. Esta idea permea en el resto de la Sinfonía; continúa el segundo movimiento, reposo escrito siguiendo la tradición de la escritura para cuerdas; el tercer movimiento, Scherzo, es uno de los préstamos más evidentes que Beethoven hace de la música de Mozart. En él, toma y transforma el comienzo del finale de la 40º Sinfonía de Mozart; la transición entre el Scherzo y el movimiento final es uno de los golpes dramáticos más asombrosos de la música orquestal. Desde el recuerdo del tema que abre el Scherzo, apoyado por el latido del timbal, los violines crecen hasta llegar gloriosamente al comienzo del movimiento culminante.

La Quinta Sinfonía se convirtió en la sinfonía de las sinfonías, encarnando todo el poder y las posibilidades de la música instrumental y erigiéndose como modelo musical y dramático para todos los compositores sinfónicos posteriores. E .T.A. Hoffmann escribiría tras su estreno que esta sinfonía “pone en movimiento la maquinaria del temor, del miedo, del terror, del dolor, y despierta ese anhelo infinito que es la esencia del Romanticismo” – lea aquí el texto completo -.

Continúa el Concierto para piano nº1 en re menor, op. 15 de Brahms con el pianista Benjamin Grosvenor como solista. Inicialmente concebida como una sonata para dos pianos, la intensidad de la composición pronto precisó un mayor formato. Brahms soñaba con componer una sinfonía, pero la sombra de Beethoven era demasiado grande, por lo que este concierto simboliza la gran presión interior del compositor. Brahms compuso este concierto en 1858, uno de los momentos más difíciles de su vida: su maestro Robert Schumann pasaba sus últimos años encerrado en un manicomio tras un intento de suicidio. Estrenado el 22 de enero de 1859, el Concierto ganó gran popularidad cinco años más tarde con la interpretación de Clara Schumann.

En esta ocasión, la OCNE estará dirigida por Kryzstof Urbanski, director musical de la Sinfónica de Indianápolis.

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