Riesgo, recortes y un sinfín de
Eóperas y producciones españolas
sta nueva temporada sigue estando afectada por la profunda crisis económica que arrecia en España. Ello está comportan- do que un año más los responsables artísticos y económicos de los diferentes teatros españoles trabajen al máximo para presentar unas temporadas atractivas y lo más solventes posibles. Cada coliseo es un mundo y afronta este profundo bache –¡que algún día deberá remitir!– con políticas y pro- puestas diversas, aunque en general prolifera un elevado número de producciones propias, ya sean nuevas o reposicio- nes; en menor medida, pero de forma clara, se aprecia un
aumento de óperas en versión de concierto, eso sí, con títulos y repartos de excelente nivel. El Teatro Real de Madrid, con Gerard Mortier como director artístico, encabeza una temporada centrada en el siglo XX y XXI –se apuntan dos estrenos mundiales de óperas con música de Monteverdi, Verdi y Wagner– y con siete nuevas producciones propias, pero solo una de ellas encargada a un director escénico español, aunque en su favor aparece una ópera en castellano del argentino Osvaldo Golijov y la recupera- ción de un título de Mercadante cuyo estreno mundial se produjo en Madrid.
El Gran Teatre del Liceu de Barcelona, por su parte, ofrece hasta ocho propuestas escénicas españolas nada menos que con nueve producciones propias, con una sola de ellas en concierto: el Faust inaugural. La temporada bilbaína de ABAO-OLBE se mantie- ne firme en su rumbo con tres títulos dedicados al Tutto Verdi y otras cuatro grandes piezas del repertorio que incluyen una vez más una ópera del siglo XX, en esta ocasión La ciudad muerta, de Korngold.
Del resto de teatros líricos nacionales habría que destacar los esfuerzos de varios coliseos para superar los asfixiantes recortes económicos; el Palau de les Arts de Valencia, por ejemplo, a pesar de los numerosos títulos en versión de concierto que anuncia –cinco contando el Tristan und Isolde del Festival del Mediterrani–, ofrece una temporada realmente exigente y de perfil internacional, con una apuesta decidida por su nuevo director musical –Omer Meir Wellber– y por Plácido Domingo, quien cantará y dirigirá ópera y un concierto. La Ópera de Oviedo viene presentando cinco títulos y, a causa de los recortes, ofrecerá Norma en una versión semiescenificada contando con un excelente reparto internacional. En el Maestranza sevillano –que el curso pasado celebraba su XX aniversario– destaca una temporada que también mira a lo español: de sus siete títulos, cuatro mantienen puestas en escena dirigidas por registas españo- les destacando La Walkyria de La Fura, además de programar dos títulos españoles, entre los cuales sobresale el Cristóbal Colón de Ramón Carnicer (aunque en versión de concierto). En Canarias, ACO presenta tres nuevas producciones y una reposición, todas a cargo de su director artístico, Mario Pontiggia.
Se constata un ahorro centrado en versiones de concierto, en la reposición de pro- ducciones propias, en una mayor participación de profesionales españoles y en títulos de compositores nacionales: una práctica que ojalá se mantenga en el futuro y que sea bien recibida por un público que, al menos en los teatros principales, está disminuyen- do. ¿Por la crisis? En parte sí, pero el caso es que este descenso requerirá todos los esfuerzos posibles para evitar que siga acrecentándose como en las últimas dos tem- poradas: ojo, programar contra el abonado es siempre un riesgo, pero mucho más cuando se acaba la pólvora real. * Fernando SANS RIVIÈRE, director