Ópera en Latinoamérica
Ópera en Latinoamérica
No deja de ser sorprendente que España, que presume de ser la puerta europea a latinoamérica, tenga tan abandonado cuanto sucede culturalmente en aquel continente salvo, quizá en lo que a literatura respecta por el peso del Cervantes. En música desgraciadamente el Tomás Luis de Victoria no alcanza la misma repercusión. Y, lo que quizá tenemos más abandonado dentro de la música hispanoamericana es la ópera, a pesar de la avalancha de cantantes -Flórez, Álvarez, Machado, etc- que nutren los teatros del mundo. Y en Latinoamérica se hace ópera.
El Colón continua manteniendo el género en Buenos Aires aunque rodeado de problemas. Otro tanto cabe decir de la ópera de Santiago de Chile. En Rio de Janeiro, la Ópera de la ciudad sigue ofreciendo temporadas de cierto interés aunque sin la inolvidable Bidù Sayao, sin embargo aquí nos legan mucho más las noticias de lo que acontece en Manaos. Este hecho incuestionable pero peculiar habla a las claras del buen hacer promotor de la gerencia y las autoridades locales de una ciudad perdida a la que no es nada fácil desplazarse. Goza de apoyo político y por ello logra repercusión. En Perú se ha iniciado hace tres años una iniciativa que lucha por perpetuarse y merece todos los aplausos por el enorme esfuerzo que supone para la organización. El festival naciò en el 2008 con una dedicatoria al tenor peruano Alejandro Granda que hizo una gran carrera en tiempos dificiles cantando en la Scala batuta de Toscanini y dejando varias grabaciones como Rigoletto, Butterfly, Gioconda, etc. El plato fuerte fue el debut de Juan Diego Flórez como duque de Mantua en Rigoletto. Durante tres ediciones se desarrolló en el Municipal del puerto de Lima, Callao, pero el año pasado el Festival tuvo a su cargo la reapertura del Municipal de Lima, cerrado desde el incendio de 1998. Se abrió con el Requiem de Verdi y la primera opera fue Barbero de Sevilla con el propio Flórez, de alguna forma alma-mater del certámen y Ruggero Raimondi como grandes reclamos. Este mayo, en su quinta edición, se aborda una obra mucho más complicada y muy especial para los españoles: el verdiano Don Carlo -no teman: Juan Diego no es Carlo- pero el próximo debutará como Genaro en Lucrezia Borgia. Otra ambiciosa sorpresa será el estreno de Atahualpa, obra del compositor italo peruano Pasta con argumento historico donde nuestro Francisco Pizarro seria interpretado por Ruggero Raimondi en lo que seguro será su último nuevo papel. El festival, unido a la labor que desarrolla en el teatro Juan Carlos Adriansenz como director artístico el resto del año, ha consolidar en el propio país y el extranjero una imagen cultural que ha de beneficiar y apoyar ese turismo que hasta ahora sólo pensaba enel Machu Pichu y, quizá, en la imponente gatronomía peruana.
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