La Ópera de Sídney baja el telón hasta 2022
La Ópera de Sídney baja el telón hasta 2022
El emblemático edificio permanecerá cerrado al menos dos años bajo un proceso de remodelación para mejorar su acústica
“La Orquesta Sinfónica de Sídney ha pedido que se trabaje en la mejora de la acústica de la sala de conciertos desde que se abrió, así que podríamos decir que este proyecto ha estado en la mesa durante 47 años”, declara Louise Herron, directora de la Ópera.
El arquitecto danés Jorn Utzon, que en 1957 ganó el concurso público para la construcción del teatro, abandonó el proyecto en 1966 por desacuerdos respecto a sus honorarios. Su partida supuso un cambio en el planteamiento del edificio, que trasladó la ópera al teatro Joan Sutherland y los conciertos sinfónicos se mantuvieron en la sala de conciertos, alegando que este género era más popular.
Sin embargo, esta sala no cumple con los criterios de acústica adecuados: es hasta 10 veces más larga que la mayoría y duplica su altura respecto a lo normal en otros teatros mundiales. La desproporción del espacio ha sido paliada con paneles de madera que ayuden a la reverberación y se han instalado reflectores acústicos de fibra de vidrio en el techo para crear un techo sónico. El escenario, plano y fijo, obstaculiza la visión desde todas las butacas y no permite elevaciones.
De esta manera, la remodelación comprende la reforma del techo, que pasará a soportar de 10 a 38 toneladas – como respuesta a los equipos cada vez más sofisticados que se emplean en espectáculos operísticos y de música popular -; se instalará un sistema hidráulico que permita el movimiento del escenario, se ampliarán pasillos y se reorientarán las butacas para garantizar la visión desde cualquier ángulo; se mejorarán los reflectores acústicos de fibra de vidrio y se instalarán nuevos paneles de madera con una superficie ondulada, de manera que el sonido sea más suave y envolvente.
Esta reforma atiende así tanto a las necesidades de la música clásica como a los cada vez más demandados conciertos de música popular. Los géneros urbanos se abren paso en la programación del coliseo australiano, que plantea su reforma para dar cabida al gusto de su público en las próximas décadas: “No solo necesitamos proteger y trabajar por nuestro pasado sino estar tan preparados como sea posible para lo que ocurra en los próximos 50 años. Qué es lo que quieren la audiencia de hoy y la del futuro y cómo podemos acondicionar las instalaciones par que todo tenga cabida. Ese es nuestro punto de partida”, explica Herron.
La artista Solange ha sido la última en actuar en el escenario de la Ópera, y hoy comienza su proceso de remodelación, cuyos costes se elevan a los 150 millones de dólares australianos.
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