Ópera sin ópera
‘MOISÉS Y AARÓN’
El Mundo, 09/09/2012
Autor: Arnold Schönberg. / Director: Sylvain Cambreling. / Solistas: Franz Grundheber y Andreas Conrad. / Orquesta de Baden-Baden. Versión concierto. / Teatro Real
Se inicia la temporada del Real con una versión concierto en dos funciones para la que se ha importado una orquesta y un enorme coro. No se entiende por qué el presupuesto (de 400.000 a 1.000.000 de euros, según las versiones), no se ha utilizado en una puesta en escena por la orquesta y el coro del teatro. Interpretada la obra de un tirón, tal vez para evitar la huida del público, fue escuchada con respeto y atención, sometidos los espectadores al capricho, servido de forma esforzada y profesional.
Moisés y Aarón es una genialidad absoluta, que mantiene su condición de rareza. La razón última es posible que no se deba tanto al tamaño de sus exigencias, como a una radicalidad que dictamina el acto de defunción de la forma ópera. Mucho tiene de «punto final» esta peculiar pieza, entre la filosofía, la teología, la pulsión lúdica y el ideal libertario, que parece asegurar que después de ella, el diluvio. Por eso acercarse al prodigioso catafalco levantado por Schönberg tiene tantos riesgos.
Cambreling no se ha atrevido a dibujar la trasparencia de una cosmología sonora en donde los más variados instrumentos conviven en un diálogo astral. Si todo debe oírse como si la gran sinfonía fuera una suma de conjuntos de cámara, la batuta ha preferido un empaste denso y confuso, en la búsqueda de un efectismo que se precipita en los tutti como un antídoto contra la claridad. La orquesta ruge, el coro se entusiasma y los dos protagonistas no imponen la tensión del debate. El barítono Franz Grundheber es un Moisés dramático al que le falta empaque. El tenor Andreas Conrad no comunica la ambigüedad de Aarón; su voz chirría cuando trepa hacia el agudo. Tras esta discutible aproximación a la obra, no cabe el optimismo sobre una representación en condiciones. Alvaro del Amo
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