La opinión de jóvenes artistas tras el coronavirus

La Escuela Superior de Música Reina Sofía ha fomentado el debate entre sus alumnos y artistas jóvenes para reflexionar sobre la posición del arte tras los meses de confinamiento

Proyecto reflexión post-Covid ESMRS

Tras la situación provocada por la crisis sanitaria del covid-19, las artes escénicas se han visto obligadas a detener su actividad durante varios meses y todavía se plantean muchas incertidumbres sobre el futuro del sector.

Con objeto de promover un debate sobre este asunto, la Escuela Superior de Música Reina Sofía (ESMRS), en colaboración con otras instituciones culturales españolas, ha dado voz a jóvenes artistas, para conocer sus opiniones, inquietudes y propuestas sobre cómo abordan el futuro como profesionales del sector.

Para ello se han realizado entrevistas a 17 jóvenes de diversas disciplinas escénicas en las que reflexionan sobre diferentes cuestiones. Desde cómo ha cambiado su visión como artistas, pasando por el papel que deben jugar las artes escénicas en la sociedad, el impacto de las nuevas tecnologías o los cambios que habrá en la experiencia artística.

Las respuestas, plurales y en armonía, han indicado que la suspensión de la vida cultural y de sus compromisos ha cambiado su visión como artistas en cuanto a que se ha descubierto con aún más fuerza la vulnerabilidad del sector. Mientras que se han reforzado su identidad como artistas y el poder de su voz, esta situación ha puesto en primer plano que las cosas pueden acabarse de un día a otro.

Como se ha demostrado también en estos meses, las artes se han convertido en el refugio de muchas personas, en una vía de escape y esperanza. Han sido terapia y punto de encuentro de uno consigo mismo. “La riqueza del arte no es palpable”, indica el violinista Samuel Palomino, “la riqueza queda en el ser como cultura, como compromiso, criterio y valores”

La revolución digital de la que se han valido las artes para llegar al público tampoco les asusta. Aunque su explosión no ha sido natural, ya que los medios ya se habían consolidado antes de la crisis y su uso exponencial responde a la necesidad y la ausencia de espectáculos en vivo, lo virtual ha llegado para quedarse. El streaming, internet, es el canal que permite la comunicación con cualquier parte del mundo, atrae a nuevos públicos, fomenta su curiosidad, y es fuente de inspiración para nuevos formatos. “La tecnología ha sustituido el directo por necesidad, pero no se puede comparar con la calidad del sonido en directo, de la relación con el público”, destaca la compositora Laura Blasco. “Con la pantalla se pierde la esencia de lo humano”, comenta la bailarina Mariona Jaume.

La cara B es que el artista suma nuevas responsabilidades como generador y editor de contenido. De esta forma, todos los entrevistados esperan que la revalorización de las artes traiga consigo una revalorización de la remuneración económica que permite a los artistas vivir de su trabajo.

La inercia de lo inmediato que han establecido las redes sociales desvirtúa el proceso artístico y favorece el virtuosismo por su espectacularidad, acostumbrándonos a hacer del arte un producto de usar y tirar. El espíritu crítico y la calidad de la oferta cultural es la única salvación para que el arte no se transforme en mero entretenimiento, concluye Diana Poghosyan, violinista.

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