Orgullo y poder lírico gay
Orgullo lírico gay
Este fin de semana empiezan en Madrid diez días de orgullo gay que culminarán el día 6 con su multitudinaria manifestación. Desde luego en el mundo operístico no hay necesidad de manifestaciones porque, no ya el orgullo sino el dominio gay se halla muy extendido. De hecho, se vienen produciendo en los últimos meses, tanto en prensa alemana como italiana, reacciones denunciando la situación y sus consecuencias, ya que las fantasías de algunos directores de escena homosexuales destruyen a menudo la intención de compositores y libretistas. He aquí un muestrario de las quejas en cuestión, sin una valoración personal que dejo para más adelante.
Estamos años luz de los tiempos gays de Visconti, Zeffirelli o Patroni Griffi, refinados, profundos conocedores de la música. Sus puestas en escena, aunque a veces redundantes y de una cierta manicidad, eran espléndidas y cuidadas hasta el último detalle, con el respeto más absoluto por el genio de los grandes compositores de ópera y sus libretistas. Hoy todo ha cambiado: obscenidad, propaganda homosexual, blasfemia, coprofilia, violencia sexual y física irrumpen en escenarios líricos de toda Europa, creando un nuevo manierismo humillante que se repite con angustiosa monotonía.
El diario alemán Katholisches se hizo eco de las transgresiones cada vez más innecesariamente provocadoras de los directores de escena. Loris Maudrad, redactor de un amplio artículo el pasado 18 de enero, denunciaba la puesta en escena de montajes irrespetuosos con las obras de grandes compositores. Podría parecer que los valores de los antiguos directores han desaparecido, detalla Maudrad, pero no, aún están ahí aunque apenas se promueven y tienden a suprimirse. “Lo extraño, lo descompuesto y sucio quiere imponerse ante la audiencia”. La obscenidad, sangre, violencia sexual y física, y la promiscuidad inundan los escenarios de numerosas compañías de ópera.
En las últimas décadas existe un cambio real desde la presencia difusa a la ocupación militar por parte de los lobbies más agresivos del colectivo LGTB. Existe un lobby lírico gay. En el entorno de la ópera en Italia circula la broma “si se retira a los homosexuales de la ópera, quedan una mesa y dos candelabros”. El resultado: la degradación y distorsión de la ópera como arte. Temáticas que hoy tienen otras lecturas han sido sometidas a la ideología aplastante de los escenógrafos: la religión se somete al ridículo y la burla; las relaciones personales entre los personajes se retuercen, creando escenas que ensalzan la homosexualidad sobre el escenario o la historia se acopla a los principios o gustos del director, se queja el articulista.
Calixto Bieito es uno de los más cotizados. Se recuerda su “Baile de máscaras” con los cantantes en el inodoro y una sodomización; su Traviata con la relación lésbica entre Violetta y Annina; el “Don Giovanni” en el que el disoluto castigado mantiene relaciones sexuales con su criado Leporello, etc. Análogamente Damiano Micheletto, Romeo Castellucci, Krzysztof Warlikowski, Antonio Latella, o la pareja de directores Moshe Leiser y Patrice Caurier, que idearon una discutida producción de “Iphigénie en Tauride”. Leiser y Caurier justificaron sus provocaciones en escena argumentando la búsqueda de emociones fuertes: “el público va a la ópera para comprender también el texto. Concentrarse en la música sería perderse el 90%”. Leo Muscato cambió el final de “Carmen” en Florencia con una inversión clamorosa y ridícula: Carmen mata a Don José en protesta contra los “femicidios”.
Estas provocaciones se presentan como “denuncia valerosa de los males de la sociedad actual”, pero simultáneamente transmiten mensajes corruptos y, a la inversa, llevan publicidad y dinero a sus creadores. Por encima de todo se esconde la inmensa tristeza de una esterilidad física y artística: la imposibilidad de estos personajes de crear una nueva ópera, aunque adaptada a sus necesidades e ideas, sin tener que alterar y vilificar innecesariamente lo creado por grandes genios hace siglos.
El público tiene poca ocasión de demostrar directamente su descontento ya que la presencia del director en escena es nula una vez superado el trago de la primera función y su reprobación produce en ellos una especie de placer astuto y masoquista, relacionado con la notoriedad que producen tales “escándalos” gracias a los críticos de música, algunos de la misma parroquia, que por puro narcisismo, sibaritismo o interés material, apoyan esos espectáculos.
La responsabilidad no recae únicamente sobre estos directores de escena, sino también sobre aquellos teatros que acogen sus montajes y la red de políticos, agentes, colaboradores y críticos que apoyan sus producciones. Distintos artículos se centran en esta red de influencia, que se traduce en el favoritismo hacia determinados artistas sobre los escenarios europeos, en cuyos teatros hay altos cargos rosas, citando como ejemplos Covent Garden, Bayerische Staatsoper, Scala, Teatro de Palermo, Fenice, Toulouse, Dresde y, varios españoles. La crítica, incide Maudrad, ha de aplicarse a toda la “empresa cultural mafiosa que secunda a estos expertos”. Opiniones similares se vierten en webs como pi-news.net.
Uno de nuestros primeros coliseos líricos, hace unos 8 años, tuvo que contratar y pagar como ayudante de dirección escénica a la pareja de uno de los más cotizados registas actuales como condición para que éste trabajase en el teatro. La pareja no hizo absolutamente nada. El director artístico era gay.
No hay más solución que la rebelión, manifiestan, como en su día hizo el recientemente fallecido Zeffirelli ante la sacrílega “Carmen” en La Scala de Milán en 2009, cuando exclamó “Creo en el diablo y anoche vi al diablo en el escenario. Ese espectáculo es el resultado de una elección equivocada, especialmente peligrosa para los jóvenes. Imagina a un niño que nunca ha estado en la ópera y va ilusionado a La Scala, un maravilloso cofre de belleza, y ve tal Carmen”. Gonzalo Alonso
Magnífico tu Artículo. Ya era hora que alguien con autoridad denunciase este latrocinio que el mundo Gay está haciendo con la Ópera. Gracias un abrazo.
Impresionante tu artículo Gonzalo!! Y tan valiente!!!! Eso sí, prepárate para que te fusilen al amanecer…. o antes incluso! Orgulloso de ser tu amigo. Un gran abrazo.
BRILLANTE ARTICULO QUE RESUME LO QUE TODOELMUNDO CONOCE.PORQUE HA DE SER POLEMICO?POR NOMBRAR TEATROS, NOMBRES, PRODUCCIONES? pero no era este el objetivo de vizualzacion requerida? o solo se pueden visualizar giguras extravagantes y organizaciones defensoras? de verdad, no entiendo esta dichotomia.
AYER MISMO HUBO UN ABSURDO TOQUE DE LA TIPICA ABSURDA INCOHGRUENCIA DE ESTAS QUANDO SE BUSCA METER CON CALZADOR UN TOQUE NO SE, SI HOMO O TRANS____ver a cavaradossi SOBANDO AL SAGRESTAN ! DA GRIMA, AL IGUAL QUE LOS INTENTOS DEL PERSONAJE BIEN DESCRITO MUSICALMENTE POR PUCCINI A APARECER COMO TENOR DRAMATICO, RIVALIZANDO CON IL PRIMA TENORE.
Gonzalo Alonso. Un periodista como debe ser. Contando verdades como puños con hechos.
Que artículo más lamentable y distorsionado, manipula la realidad y sólo cuenta medias verdades que son la peor de las mentiras.
Sería muy interesante conocer cuales son, de entre todo lo que se dice en el articulo, las mentiras, medias verdades o medias mentiras.
Ya solo el titular invita a no leerlo…que es exactamente lo que he hecho.
Completamente de acuerdo
Bravooo!!
Menos mal que el Sr Loris Maudrad de la revista alemana Katholisches se ha dado cuenta del peligro en que se encuentra el arte por el poder tan tremendo que tiene el lobby gay. Me parece que algo de esto ya lo había adelantado el obispo de Alcalá de Henares.
JoséM
Más lamentable, sectario, discriminatorio, despectivo, manipulador no puede ser el artículo, pero claro si la referencia que tiene es un diario que se llama “Katholisches” se entiende casi todo. Porque todo el mundo sabe que nunca, nunca los directores de escena heterosexuales han hecho montajes provocadores con sexo explícito, violencia y escatología en escena y nunca, nunca ha habido nepotismo por parte de los directores de escena heterosexuales. Y, por supuesto, da por obvio, lógico y natural que los homosexuales son los responsables de “la degradación y distorsión de la ópera como arte”. Si esto no es HOMOFOBIA con mayúsculas….
De donde te han echado ahora Gonzalo?
Jamás me han echado de ningún sitio…
¿Por qué ha decidido Gonzalo Alonso ocultarles a los lectores de La Razón las circunstancias en las que una de sus referencias absolutas, Franco Zeffirelli, se abrió camino en el mundo de la ópera de la mano, o más bien del rabo, de otra de ellas, Luchino Visconti, allá por los años 40?
¡Eso ya salía en el artículo sobre el fallecimiento de Zeffirelli!
Sin ninguna intención de generar discusión, con solo mirar los números, queda claro que el artículo no carece de veracidad. Solo enumeremos los cinco o diez teatros de Ópera más importantes de España ( y trasladado al Mundo), los números no mienten y no tienen dobles intenciones.
Estimados lectores,
Ante la imposibilidad de convertir esto en un serial y de contestar uno por uno, tendrán amplia respuesta en un próximo artículo.
Gracias por su comprensión
Beckmesser.com
Extraordinario articulo con felicitacion al autor por decir las cosas claras y por su nombre, lo que no es nada habitual en estos tiempos en que domina lo equivocadamente denominado “politicamente correcto”
Todo mi apoyo al autor
Gaicidad mal entendida… lo gay tiene cuerpo y tiene estilo. Puede abrirse camino perfectamente a través de la ópera pero no poniendo la opera a su servicio… y utilizando el mal gusto como escenografía. Esto último es un problema mayor, que supera a gays y feminismo…. daña a todas las expresiones artísticas…
Muchas gracias a Teresa Berganza y Ruggero Raimondi por su apoyo al texto.
Hilo cerrado