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Por Publicado el: 24/02/2017Categorías: Recomendación

Orquestas para la gloria: la Philharmonia en Ibermúsica

                                                                                        Orquestas para la gloria

En los programas de mano de los conciertos de los ciclos de Ibermúsica se puede leer cuántas veces y en qué momentos se han escuchado en Madrid (y otras ciudades españolas) los artistas que protagonizan cada vez el concierto en cuestión: la Orquesta Philharmonia ha dado entre 1986 y 2016 casi 100 conciertos. Se trata de una agrupación que se dirige a cumplir su 80 cumpleaños y que pinta esas canas habiendo tenido que llamarse de dos manera distintas. Fue fundada para grabar discos (no en vano fue Walter Legge su inventor), pero no dejó de atraer a los dos más grandes (y antitéticos)  maestros de su tiempo, Wilhelm Furtwängler y Arturo Toscanini. Una orquesta ´discográfica´ necesitaba un titular joven y con la suficiente ambición al respecto (cosa que con el tiempo se confirmó con creces), y ese fue Herbert von Karajan, que  se ocupó de lanzarla hacia delante desde 1948, hasta recibir, en 1954, el encargo de dirigir a la Filarmónica de Berlín, titularidad que ostentó hasta su muerte. Claro que la agrupación no solo no salió perdiendo con su siguiente titular, sino que con él dio el más importante salto de una orquesta en Europa tras la gran guerra. Al frente de la, entonces, Orquesta Philharmonia se situó uno de los directores más grandes de la historia, el alemán Otto Klemperer. Con él alcanzó un cenit único, en sus conciertos y en el estudio de grabación. En 1964, Walter Legge, un nombre para la historia, un nombre también para ciertas infrahistorias,  decidió ´cargarse´ aquello que él mismo había creado, la propia orquesta. Pero a la agrupación y a su titular –que todavía viviría casi una década más- le quedaban suficientes fuerzas para continuar. Y de qué manera: el 27 de octubre de ese año Klemperer y la orquesta inauguraron una nueva etapa para el conjunto, que a partir de entonces adoptaría el nombre de New Philharmonia. Fue con un concierto con la, cómo no, Novena de Beethoven.

La década de los 60 fue prodigiosa; la escuchamos con Barbirolli, por ejemplo, en sus mejores conciertos y grabaciones, y Klemperer echó el resto en el estudio de grabación. Una anécdota: en 1970 un Klemperer terminal giró a Japón con su orquesta con las nueve sinfonías de Beethoven (Barbirolli también tendría que haber estado ahí, pero ese mismo año murió). Hay una grabación (audio y video) de los conciertos de Klemperer en Japón que nunca se comercializó. No solo la BBC, dueña de los derechos, debería de sacarla al mercado, sino que su visionado y escucha deberían de ser obligatorios en todos los conservatorios y escuelas de música del mundo. Yo, lo juro, nunca he escuchado un Beethoven así. En fin, a esa época, absolutamente gloriosa, siguieron otras luego protagonizadas por otros grandes maestros de la batuta (la orquesta, que volvió a su nombre inicial ha tenido titulares como Maazel, Muti o Sinopoli, y ahora Pekka-Salonen), pero todo ya, aun siendo maravilloso, ha quedado lejos de aquello. Quince lustros más tarde y más de mil discos grabados, la Orquesta Philharmonia presenta un envidiable, único y perfecto ADN sonoro. Pero nadie debería dejar de repasar sus grabaciones de entonces, algunas de las cuales protagonizó el español Frühbeck de Burgos: impresionante su Dafnis y Cloe, precisamente una de las obras con las que está girando ahora la agrupación londinense.

Serán dos programas, a cual más interesante. El primero, además del citado Dafnis y Cloe, completo, naturalmente, hay dos estrenos en nuestro país, uno de ellos de mucho renombre, pues se trata de una partitura de Stravinsky, su Canto fúnebre. La obra ha estado perdida durante casi un siglo. Fue escrita en la primera década del siglo XX y encontrada en 2015 en el conservatorio de San Petersburgo por la musicóloga Natalia Braginskaya. Nada que añidir: no se pierdan el concierto aunque solo sea por el morbo que despierta escuchar algo nuevo de Stravinsky. Pero a este hay que añadir el del Concierto para cuatro trompas y orquesta de Tansy Davies, compositora británica nacida en 1973 que proviene del mundo del Pop. No conozco ninguna obra de esta señora, pero he leído acerca de la naturalidad sonora de su música y entusiasmo vital. Desde luego poca cosa para emitir siquiera una leve opinión.

En el segundo programa, dos clásicos de mucha enjundia y muy distinta naturaleza, aun con reminiscencias curiosas. Beethoven dedicó su ´Emperador´ al archiduque Rodolfo, hijo del emperador Francisco José I y  heredero de las coronas de Austria, Hungría y Bohemia. Beethoven le dedicó 13 obras más, entre las que hay que citar el Trío ´Archiduque´ y la Missa Solemnis. Richard Strauss, por su parte, acudió al poliédrico personaje de Nietzsche para escribir unos de sus poemas sinfónicos más cálidos y emocionantes, Así habló Zaratustra. ¿Relaciones o concurrencias comunes entre ambas? Ninguna, que se sepa. Salvo que la grandeza y la épica, la introversión y la angustia, el cielo y el infierno, la más extrema de las dualidades humanas pueden ser medidas y referidas según utilice la vara. Y según la idea que se tenga de los valores del ser humano. Obviamente, el idealista y noble (cuando hacía música) Beethoven, poco ha de enseñar al retorcido y enfermizamente romántico superhombre. Sin embargo, ambas músicas se elevan hasta el cielo desde un plano terrenal que sí comprende todo el mundo. Su desarrollo puede llegar a convertirse en una auténtica orgía de los sonidos. Y para eso van a estar ahí dos intérpretes de la talla de Pierre Laurent Aimard y Esa-Pekka Salonen. Puede ser un concierto inolvidable. Pedro González Mira.

Coro de la ORCAM. Orquesta Philharmonia. Dir.: Esa-Pekka Salonen. Obras de Stravinsky, Davies y Ravel. Auditorio Nacional de Música, Sala sinfónica. Viernes, 22.30. Entre 45 y 195 €.

Pierre Laurent Aimard, piano. Orquesta Philharmonia. Dir.: Esa-Pekka Salonen. Obras de Beethoven y R. Strauss. Auditorio Nacional de Música, Sala sinfónica. Sábado, 22.30. Entre 45 y 195 €.

 

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