Palau 17/18: profesionalidad y sentido común
Palau 17/18: profesionalidad y sentido común
Una buena temporada. En línea con las de los últimos años. Ni revoluciones, ni poner la casa patas arriba ni -¡por fortuna!- nada del demagógico y hueco “vamos a abrir el Palau de la Música al pueblo” tan repetido desde que no hace tanto volvieron las izquierdas al Palau de la Música. Lo mejor de la temporada 2017-2018, presentada el lunes envuelta en ditirambos y provincianos lugares comunes, es que mantiene la esencia y la línea programática que ha hecho del Palau de la Música una de las salas sinfónicas de referencia en la vida musical española.
Se ha impuesto la profesionalidad sobre la demagogia; el sentido común sobre el panfleto. Ni un solo matiz -salvo la penuria de medios- distingue esta temporada de lo que durante tres decenios ha venido ofreciendo el Palau de la Música. Como si la treintañera casa, ya emblemática y con solera, pesara más que los gestores que la gobiernan en cada momento. ¡Gran noticia! Los mismos solistas, idénticas orquestas invitadas, similares estrenos… Casi las mismas caras enchufadas y casi los mismos agentes (artísticos) de confianza. Nada nuevo bajo el sol. Y, ante lo que muchos temían que se avecinara tras el cambio político, este “virgencita que me quede como estoy” es un respiro, un alivio para el verdadero melómano, que se temía lo peor ante tanta soflama populista.
El eje y núcleo de la nueva temporada sigue siendo, como desde que comenzó la crisis y su consecuente penuria económica, la Orquestra de València, que ha sabido crecerse y ponerse al día en esta nueva etapa de reinona absoluta del Palau de la Música. La formación titular ha recogido con dignidad el testigo de las grandes orquestas que, en los felices tiempos de las gordas vacas, visitaban la Sala Iturbi una semana sí y la otra también. Entre los directores extranjeros invitados a su podio únicamente destacan Miguel Harth-Bedoya, Pinchas Steinberg, el deseado Lorenzo Viotti y el venezolano Domingo Hindoyan.
El capítulo de españoles está copado por los valencianos. Cosa paisana cuando no estúpida es ésta de controlar el pasaporte regional a la hora de contratar músicos. Es una de las pocas y feas novedades que introduce el nouveau régime. Jordi Bernàcer, Roberto Forés, Juan Luis Martínez, Pablo Rus Broseta y Ramón Tébar son los valencianos que -aparentemente- están en la ruleta de heredar el trono en forma de podio de Traub. El más que probable sucesor, Ramón Tebar, será el único que la dirija en dos ocasiones, una junto al deslumbrante violinista Serguéi Khachatrian (22 diciembre; Primer concierto para violín de Shostakóvich), y otra el 9 de febrero, cuando acompañe al siempre interesante pianista Josu de Solau en el Segundo concierto para piano de Prokófiev.
Otras fechas señaladas de la agenda de la Orquesta de Valencia coinciden con la presencia de directores españoles invitados, como Guillermo García Calvo (10 de noviembre, con el valenciano Raúl Arias como solista en el popular Concierto para violín de Chaikovski), o Pablo González, quien además de dirigir la Cuarta de Mahler acompañará a María Dolores Vivó y a Luisa Domingo en el Concierto para flauta y arpa de Mozart. Profesores de la propia orquesta que también participan como solistas son el viola Santiago Cantó y el violonchelista Iván Balaguer. Entre los concertistas invitados, sobresalen además de los ya citados el flautista Karl-Heinz Schütz, la violinista Leticia Moreno, el viola Joaquín Riquelme, el violonchelista Guillermo Pastrana, los pianistas Xavier Torres, Fazil Say, Katia y Marielle Labèque, y la soprano valenciana Ofelia Sala, que el 2 de marzo cantará arias de Mozart bien acompañada por su paisano Roberto Forés.
El ex director titular Yaron Traub dirige nada menos que cinco conciertos de abono. Entre ellos, destacan la interpretación en versión de concierto de la ópera El castillo del duque Barbazul, de Bartók (24 de noviembre, con la soprano Rinat Shaham y el barítono Matthias Goerne como solistas) y la audición de la Novena sinfonía de Bruckner, el 11 de mayo, en un concierto en el que la barenboimiana Elena Bashkirova (la sombra del esposo de la Bashkirova se mantiene muy larga en el Palau de la Música) será solista del Concierto para piano número 21 de Mozart. Bienvenida resulta siempre la visita del gran violinista Nikolaj Znaider, que acompañado por Traub tocará el 12 de enero el Primer concierto de Bruch.
Pero la gran cita de la Orquesta de Valencia en esta nueva temporada no llegará hasta el 15 de febrero, día en que compartirá escenario con la Orquesta del Marinski de San Petersburgo para abordar a las órdenes de Valeri Guerguiev la Sinfonía Leningrado de Shostakóvich. Ambas orquestas interpretarán, además, en la primera parte del programa el Concierto para piano en re menor de Brahms junto al veterano y gran pianista brasileño Nelson Freire.
La presencia de grandes nombres siempre ha sido una seña de identidad del Palau de la Música. Pese a la crisis, así sigue siendo. Apabulla la relación. Como siempre desde ya hace tantos años, vuelve el rey de los pianistas, Grígori Sokolov, que el 24 de febrero tocará un -como siempre- “programa a determinar”. Otro as del teclado, Lang Lang, actúa el 21 de marzo con un atractivo repertorio que combina músicas de Debussy, Liszt, Granados, Albéniz y Falla. Será curioso escuchar al genio chino cerrar su recital con la popular Danza del fuego de Falla. La reina del virtuosismo pianístico, Martha Argerich, llega el 11 de enero para compartir teclado con Gabriele Baldocci. También en el ámbito del teclado figuran nombres como los ya citados Fazil Say, Nelson Freire y Xavier Torres, además de Hélène Grimaud, Denis Kozhukhin, Elisabeth Leonskaya, Maria João Pires y el desgastado Ivo Pogorelich, que el 23 de mayo se presenta con una propuesta modelo cajón de sastre que mezcla obras de Beethoven, Chopin, Clementi, Liszt, Haydn y Ravel.
Sin los deslumbramientos pretéritos, el capítulo de conjuntos y orquestas invitadas aún presenta fechas de ineludible interés. El 12 de noviembre, la estupenda Sinfónica de Bamberg actúa bien acompañada por la violinista Viktoria Mullova y la dirección de Jakub Hrůša. Una vez más, El Mesías vuelve en Navidad, con la garantía del Gabrieli Consort & Players de Paul McCreesh (21 diciembre). El 17 de enero, la Philharmonia de Zúrich y su titular Fabio Luisi presentan un programa para todos los públicos con la obertura Oberon de Weber, la Quinta de Chaikovski y el Concierto para piano de Schumann, con Hélène Grimaud como solista. El 11 de febrero, Fabio Biondi abandona por unas horas su Palau de les Arts para dirigir el Stábat Máter de Pergolesi a su inseparable Europa Galante.
Señaladas son también las actuaciones de la célebre Orquesta del Mozarteum de Salzburgo, que actúa el 26 de abril de la mano veterana de Leopold Hager con la Misa de la Coronación de Mozart, y de la Orquesta de París, que el 15 de mayo interpreta bajo la batuta de Daniel Harding la Tercera de Brahms y el Concierto Emperador de Beethoven, con Maria João Pires como solista.
Pero el momento de mayor calado llegará el 10 de abril, cuando se produzca el retorno al Palau de la Música de Zubin Mehta, en un concierto que marca el regreso a Valencia del maestro indio tras años de ausencia, después de su sentido distanciamiento del Palau de les Arts, de cuyo Festival del Mediterrani fue presidente. Ahora vuelve a Valencia, al “otro Palau”, al de la Música, para dirigir a la Orquesta del Maggio Musicale Fiorentino un programa ruso que combina obras de Stravinski con la Cuarta sinfonía de Chaikovski.
En esta bien surtida temporada, no podían faltar los recitales líricos, entre los que destacan los protagonizados por la soprano Olga Peretiatko (el 21 de febrero, con un programa disparatadamente titulado “Cien años de canciones rusas”, que incluye, entre otras, obras de compositores tan poco rusos como Bellini, Chopin, Donizetti, Mozart, Rossini, Schubert y Verdi); la mezzosoprano canaria de origen venezolano Nancy Fabiola Herrera (31 enero), y el contratenor Philippe Jaroussky, que el 15 de noviembre cantará arias de concierto de Händel.
En el ámbito camerístico, destaca muy especialmente la actuación, el 7 de febrero, de la pianista Elisabeth Leonskaya con el legendario Cuarteto Borodin. En el programa, la Leonskaya tocará en solitario la Sonata número 31 de Beethoven, y el Borodin el Cuarteto opus 33 número 5 de Haydn. En la segunda parte, ya juntos, el Quinteto para piano y cuarteto de cuerdas de Shostakóvich. Sin duda, una de las fechas más señaladas de esta enjundiosa temporada preñada de atractivos y variedad. Es decir: en la mejor tradición del Palau de la Música. JUSTO ROMERO
Artículo publicado en Levante el 5 de julio del 2017
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