Echanove sale airoso de su debut en la zarzuela con “Pan y toros”
Echanove sale airoso de su debut en la zarzuela con “Pan y toros”
“Pan y toros” de Barbieri y Picón. Yolanda Auyanet, Carol García, Borja Quiza, Milagros Martín, Gerardo Buyón, María Rodríguez, Enrique Viana, Pedro Mari Sánchez, Carlos Daza, Pablo Gálvez, Jose Manu Díaz, etc. Orquesta de la Comunidad de Madrid y Coro del Teatro de la Zarzuela. Ana Garay, escenografía y vestuario. Juan Gómez Cornejo, iluminación. Manuela Barrero, coreografía. Juan Echanove, director de escena. Guillermo García Calvo, director musical. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 6 de octubre de 2022.
No es “Pan y toros” una obra fácil de llevar a la escena, dadas sus múltiples acciones y personajes. El tema, allá por 1793 cuando las ejecuciones de Luis XVI y María Antonieta en Francia, desarrolla una conspiración liberal contra el gobierno corrupto de Manuel Godoy, favorito de Carlos IV. Una parte del pueblo solicita la llegada de Jovellanos para poner fin a los abusos del absolutismo, la falta de principios de la nobleza, la incultura, la censura etc. Nombres reales se entremezclan con otros inventados, en parte para evitar esa citada censura que, finalmente, llegó.
Luego está la música, muy alabada por críticos como Peña y Goñi, que opinaban era “la gran obra de la zarzuela, la obra maestra de Barbieri” y más recientemente por Emilio Casares, copartícipe en la reedición de la partitura con Xavier de Paz, para quien es “uno de los mejores paradigmas de la nacionalización del teatro lírico, compuesto por un compositor maduro, con setenta obras en su catálogo, y preparado para dar una respuesta personal a su concepción de lo que era un teatro lírico propio”. También, hay que decirlo, hay quienes opinan que esta gran zarzuela -dos horas y media con algunos cortes- contiene una desproporción entre texto y música a favor del primero. Hoy nos atrae mucho más “El barberillo de Lavapiés”.
Nada fácil, no. Sin ir más lejos, resultó un total fracaso en la última reposición en el Teatro de la Zarzuela en 2001. Lo tenía complicado Juan Echanove en su debut en el género y ha logrado salir más que airoso. Se ha tirado la casa por la ventana e incluso se acumulan elementos y figurantes en exceso. Hay baile hasta el agotamiento, una presencia obvia de Goya en proyecciones, vestuario llamativo… Echanove no cae en planteamientos absurdos, a ratos vemos a Valle Inclán en los múltiples grupos corales, porque se trata de una zarzuela eminentemente coral, y también a veces intenta sugerir que los males de aquella España son también los de nuestra España. El espectador percibe indudablemente que se halla ante un espectáculo a lo grande y teatralmente funciona todo lo que el libreto permite.
García Calvo, que quiere a la partitura, quizá debería haber contenido más a una orquesta que funciona, pero incita a que los cantantes y actores fuercen demasiado sus voces. Les sucede a casi todos, empezando por las dos damas, Yolanda Auyanet y Carol García, en ese dúo que resultó lo más aplaudido de la noche. También a ese estupendo cantante y actor que es Borja Quiza. Luego está quien puede actuar y recitar admirablemente, pero no cantar, como es el caso de Pedro Mari Sánchez. La comicidad, hoy día ya bastante escasa del texto, se quiere centrar en la figura del Abate Ciruela, cuando este papel precisa una mayor enjundia tanto escénica como vocal. A Enrique Viana le hemos admirado muchas veces, pero aquí le falta prestancia y solidez en el registro superior. Bien tanto el reparto secundario como los coros. Gran éxito al final, pero pocas risas. Gonzalo Alonso
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