Paolo Pinamonti comunica su jubilación tras la condena de la justicia italiana por trabajar irregularmente
El Tribunal de Cuentas del Véneto pide al musicólogo que indemnice con más de medio millón de euros a la Universidad Ca’Foscari por compaginar la docencia aquí con la dirección artística del Teatro San Carlo, incompatible con su contrato como profesor e investigador
Apenas queda un mes y medio para que Paolo Pinamonti alcance la edad de jubilación y el musicólogo debe resolver el término de su contrato con la Fundación del Sferisterio de Macerata, en la que ostenta la dirección artística. De acuerdo a los diarios locales, Pinamonti ha enviado un correo al alcalde del municipio, Sandro Parcaroli, en el que advierte sobre su pronto retiro, una “comunicación aparentemente inofensiva pero que corre el riesgo de tener efectos colaterales en la organización del festival de ópera”, precisa el periódico Corriere del Adriatico.
Contratado inicialmente por un periodo de tres años, la jubilación de Pinamonti adelanta su salida del cargo tras menos de dos años de actividad, lo que plantea dos posibles escenarios: su dimisión, dada la imposibilidad de mantener una actividad remunerada; o su permanencia por un año más, realizando el servicio profesional sin sueldo. Por el momento, la Fundación no ha respondido al gesto de Pinamonti.
Con todo, la comunicación entre el alcalde y el musicólogo se ha producido días después de que el también gestor recibiese una acusación por parte del Tribunal de Cuentas de la región del Véneto, que pide a Pinamonti 540.000€ como indemnización para la Universidad Ca’ Foscari de Venecia, en la que es docente e investigador. El motivo de la condena es la incompatibilidad laboral con su puesto como director artístico de la Fundación Teatro San Carlo de Nápoles entre 2015 y 2020, para cuyo desempeño es necesaria una autorización previa de la universidad.
La Universidad, que interpuso la demanda en abril de 2022, ha declarado que “el Dr. Pinamonti no sólo conocía las normas en materia de incompatibilidad y de actividades por cuenta de terceros, sino que también era plenamente consciente de que, en particular, para desempeñar el papel de director artístico del Teatro San Carlo era necesaria una autorización específica”.
Por su parte, el musicólogo ha reiterado que “actuó de buena fe, hasta el punto de incluir el cargo en su curriculum, publicado y accesible en la red”.
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