¡Qué disgustos nos pueden traer las grabaciones, las hemerotecas! El presidente de la ABAO dijo hace meses a la asamblea que se contrataba al director artístico del proyecto “Tutto Verdi” porque la persona nombrada iba a conseguir que la subvención que la asociación recibe del Ministerio de Cultura pasase de 150 millones a 205. La realidad es que el tiempo ha pasado y la subvención sólo ha subido a 165. Esos quince millones de más apenas sirven para pagar el sueldo del fichado.

Desde aquí mis deseos de éxito para otra nueva contratación: la de una directora de marketing, que viene de L’Oreal y que se ha incorporado trayéndose a su secretaria. Pero: ¿hay tantos despachos en la ABAO? Quién te ha visto y quién te ve desde los tiempos, aún muy cercanos, tan caseros.
¿Por qué José María Irurzun, inventor del “Tutto Verdi”, apenas tiene ahora presencia en él. ¿Por qué las conferencias de ese ciclo y las habituales de la temporada no se promueven por los mismos cauces?

¡Qué pena que a Emilio Sagi no le dejasen, como estaba previsto y hablado, dirigir la gala de los ciento cincuenta años de la Zarzuela! Otro gallo había cantado.

Afortunadamente en la Zarzuela ya se han impuesto los subtítulos, aunque en la retransmisión de la citada gala realizada por TVE no sólo no se viese ni uno, sino que tampoco se vieron los nombres de los artistas. Vamos, un desastre, que obligará a una nueva emisión.

¿Cómo es posible que un crítico llame a otro para insistirle en invitarle a que ofrezca una conferencia y luego, estando en la misma ciudad, no acuda a ella. Y cómo es posible que algunos máximos responsables de los lugares donde se promueven conferencias o mesas redondas, luego no asistan a ellas. Es como si te invita alguien a su casa por su cumpleaños y después el anfitrión no se presenta. De muy mal gusto.

Al fin ha dejado de funcionar permanentemente el contestador automático del Auditorio Nacional. Por algo se empieza. Por cierto, ¿alguien conoce a su nueva directora? Lleva un mes y casi nadie sabe quien es. ¿Es que sólo va a los conciertos cuando sabe que acudirá alguno de sus jefes?

En Valencia tienen mucho trabajo por hacer. Algunas cosas se podrán arreglar, otras no tienen remedio. Entre las primeras está claro que si se programan conferencias y mesas redondas hay que anunciarlas e informar al público de cómo llegar, de cómo sortear las vallas de acceso, de aconsejarles que se lleven una botella de agua y un bocadillo para el trayecto de ida y vuelta a las taquillas… Y es que no puede celebrarse una mesa redonda de cinco personas para dos que hay en la sala. Así un día tras otro. ¿Hacen falta además tantas charletas en Valencia? Pero eso tiene arreglo, lo que no es lo de Calatrava, que se ha cubierto de gloria, tanto como en el Auditorio de Tenerife. No se ha podido diseñar con peor funcionalidad. Ya les iré contando lo que unos y otros me cuentan a mí.

Y, hablando de números de invitados, ¿cuántos acudirán a la nueva colaboración entre la universidad Carlos III y el Teatro Real? Porque en “Il tutore burlato” se echaron en falta muchas caras de apoyo institucional.